Diario de Burgos

España, entre la inestabilidad parlamentaria y volver a votar

Leticia Ortiz (SPC)
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El bloque que alcance el poder tendrá que negociar cada paso en el Congreso debido a la fragmentación de la Cámara. Regresar a las urnas en Navidad podría servir para obtener unas mayorías más amplias que facilitasen la gobernabilidad

Los candidatos a la presidencia del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez (i) y el popular Alberto Núñez Feijoo, antes de iniciar el debate electoral de Atresmedia. - Foto: JUANJO MARTIN

En la época dorada de ese bipartidismo que se resiste a morir -el pasado domingo logró su mejor dato de la última década cuando casi todos le daban por enterrado- la jornada de resaca electoral servía para elaborar una especie de parte de guerra, con vencedores, vencidos, tocados y hundidos, teniendo en cuenta siempre que en las urnas son pocas las ocasiones en las que las fuerzas políticas admiten un fracaso. Todos ganan... O eso dicen. Apenas se hablaba de pactos en esos lunes postgenerales, ya que los partidos tradicionales (PSOE y PP) obtenían en las urnas un respaldo más que suficiente para gobernar. Solo en contadas excepciones aparecían los nacionalistas vascos (el PNV de Arzallus) y catalanes (la CiU de Pujol) a poner precio de oro a sus votos si socialistas o populares no alcanzaban por sí mismos la cifra mágica de los 176 diputados. Pero aquello pasó a la Historia.

La aparición de nuevas fuerzas tanto en la derecha como en la izquierda, así como el auge de otros partidos nacionalistas o independentistas en País Vasco y Cataluña, han convertido el Congreso en una Cámara absolutamente fragmentada después de cada cita con las urnas. Aún pesan en el recuerdo las dos repeticiones electorales que sufrió el país en 2016 y 2019. Las cifras, tan o más ajustadas que ahora, y los vetos cruzados entre partidos obligaron a los ciudadanos a volver a las urnas. España, mientras, vivía un bloqueo de consecuencias insospechadas. No hay que olvidar que el Gobierno en funciones no puede, por ejemplo, aprobar proyectos de ley.

las alianzas. El 23-J en su foto fija deja un Hemiciclo con hasta 11 formaciones y, lo que es más importante, cada escaño de esos partidos, aunque parezca irrelevante, tiene su importancia debido a los números obtenidos por los mayoritarios. De esta manera, y teniendo en cuenta alianzas del pasado, si el PP con sus 136 asientos quiere aspirar a la Presidencia necesitará, al menos, el apoyo de Vox (33), UPN (1), Coalición Canaria (1) y PNV (5). Mirando al otro bloque, si el PSOE quiere que Sánchez permanezca en la Moncloa necesitará el respaldo de Sumar (31), ERC (7), Bildu (6) y BNG (1) contando, además, que Junts (7) y el PNV (5) deberían abstenerse o pronunciarse también a favor del candidato socialista. Es decir, populares y socialistas necesitan para superar la investidura poner de acuerdo a, como mínimo, cuatro o cinco formaciones políticas que no van a ofrecer sus escaños gratis. Las exigencias ya saltan a los titulares, apenas 24 horas después de la cita con las urnas: referéndum para Cataluña (quizá también para el País Vasco, como adelantó Otegi en la campaña), amnistía para los encausados del procés; mesa de negociación... Otros se contentarán con cuantiosas inversiones e infraestructuras para sus territorios. Y eso solo para la investidura...

El problema para el posible Gobierno sea del color que sea y, por tanto, para España es que el Ejecutivo necesitará negociar cada paso con, como mínimo, esas mismas fuerzas bajo la amenaza constante de que el Congreso tumbe sus propuestas. En el caso de que sea el PSOE quien lidere ese posible Gabinete contará, además, con el hándicap de tener un Senado en contra, puesto que los populares arrasaron en la Cámara Alta y con su mayoría absoluta podrían rechazar los proyectos ya aprobados en el Hemiciclo de la carrera de San Jerónimo. Y el no del Senado aunque no es definitivo, sí retrasaría la puesta en marcha de las posibles normas o políticas del Gobierno.

El recuerdo de ciudadanos

Ante un panorama de semejante incertidumbre aparece el fantasma de la repetición electoral. Tanto PP y PSOE parecen descartar ahora mismo volver a las urnas, porque España se paralizaría durante meses, ya que la fiesta de la democracia como pronto -dependerá de cuándo se celebre la sesión de investidura ya que el plazo de dos meses para formar Gobierno arranca tras la primera votación- en Navidad. Pero lo cierto es que la tentación de unos nuevos comicios es grande ya que el premio final puede ser la ampliación de su número de escaños a costa de Sumar y Vox. Son a los secundarios de los bloques a los que la repetición electoral suele pasar factura por la concentración del voto útil en las siglas tradicionales. Que se lo pregunten, por ejemplo, a Albert Rivera y a Ciudadanos, que de los 57 diputados conseguidos en abril de 2019 pasó a 10 en la segunda cita con las urnas de ese mismo año.

Mirando a europa...

En cualquiera de los dos escenarios, un Gobierno que necesite múltiples apoyos o un bloqueo institucional que lleve a otras elecciones, la inestabilidad y la incertidumbre marcarán el devenir del país durante las próximas semanas. Hay otro camino que nadie quiere transitar en España, aunque es común en Europa: la gran coalición, PP y PSOE apoyándose en el Congreso por el bien del país. La alianza entre populares y socialistas, aunque solo fuese en Presupuestos y cuestiones de Estado, dejaría en fuera de juego a los minoritarios y cambiaría por completo el tablero político. Pero la opción tiene más de quimera que de realidad.