Diario de Burgos
Aurelio Medel

Hecho a mano

Aurelio Medel


El valor de la palabra

11/11/2023

Estamos en tiempos de palabras gruesas, espesas y pegajosas como el alquitrán. Tiempos en los que se menosprecia el valor de la palabra dada. Este manoseo del instrumento que sirve para transmitir pensamientos y sentimientos no es una cuestión menor, puesto que el lenguaje, articulado con las palabras, es lo que distingue a la especie humana de todas las demás que pueblan la Tierra.

Los políticos son los grandes defraudadores de la palabra. Lo mismo la usan sin asumir compromiso, que como garrote para sacudir al adversario. Llevamos meses enredados en lo táctico, llegar al gobierno o impedirlo, mientras se diluye lo sustancial, avanzar en la mejora de la calidad de vida de todos los españoles. Así es difícil de progresar.

Es muy comprensible el enfado, indignación, cabreo de muchos españoles con el contenido del pacto entre el PSOE y los partidos independentistas catalanes, sobre todo entre quienes votaron a Pedro Sánchez pensando que jamás firmaría lo contrario de lo que ofreció. Es igualmente entendible que haya muchos españoles dispuestos a perdonar, a hacer borrón y cuenta nueva, con el fin de desatar el nudo en Cataluña (La Vanguardia: El pacto PSOE-Junts se propone resolver el 'conflicto histórico'). Incluso es muy razonable que haya quien piense que lo firmado es hincar las rodillas ante los que hicieron la afrenta a España (ABC: El PSOE humilla al Estado).

Lo que no es admisible es dar un giro de 180 grados sin dar explicaciones con todo lujo de detalle, respondiendo a todos los porqués y detallando el coste, tratando al ciudadano como rebaño de ovejas tras la alforja del pastor. Tampoco es de recibo cargar el lenguaje de adjetivos descalificativos que se arrojan como perros de carea sobre el adversario.

La infantilización de la sociedad impide mantener debates maduros sobre los problemas de fondo. ¿Se puede resolver el encaje de Cataluña por la vía penal? ¿Es posible que el País Vasco y Cataluña sigan formando parte de España si una mayoría muy amplia quiere independizarse? ¿Hasta dónde puede ceder el Estado para sostener la convivencia? 

José Cobo, arzobispo de Madrid, pronunció una interesante homilía mientras firmaban en Bruselas: «La convivencia es la capacidad de salir de nuestro espacio para entrar en otro donde aprendemos a asumir las diferencias, sin demonizar al rival; es diálogo, discusión amable, sin convertir al rival en enemigo». Empecemos por respetar la palabra.