La lluvia ha dado tregua a la Semana Santa y los briviescanos han disfrutado de la Procesión de La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la más esperada por su devoción y participación. Finalmente la Cofradía de la Santa Vera Cruz no ha tenido que optar por la alternativa de rezar un misterio doloroso del Rosario y cantar la Salve popular en el interior de la iglesia de Santa María, y la programación ha seguido su curso. A los pies de la colegiata, cientos de personas han esperado hasta más de una hora para ver salir del templo los 13 pasos que han procesionado. Más de 250 cofrades vestidos de penitentes y el resto de miembros han desfilado por las calles céntricas de la ciudad mientras los vecinos y turistas contemplaban las escenas con máximo respeto y emoción también desde los balcones de sus casas.

Las tallas que más devoción generan son el Cristo de la Expiación, el Santo Sepulcro y la Madre Dolorosa, y uno de los momentos más emocionantes se ha vuelto a dar en la Plaza Mayor, con estas paradas. El silencio más profundo ha llegado con el encuentro de La Virgen, que ha girado y mirado hacia los fieles, y solo se ha irrumpido con el sonido del Ave María de Schubert y La Saeta interpretado por la Banda Municipal de Música. Una vez terminado, el desfile ha continuado hasta la Plaza de Santa María, donde el público ha entonado la Salve a Nuestra Señora. Las imponentes tallas han permanecido un tiempo expuestas y los allí presentes han aprovechado a captar las mejores instantáneas.

(El reportaje completo y las fotografías, el domingo en la edición impresa)