Diario de Burgos

Un bolardo roto obliga a reabrir al tráfico una vía peatonal

S.F.L. / Briviesca
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Desde que las obras de las calles Justo Cantón y Santa María Bajera acabaron se han registrado golpes por su «mala ubicación e iluminación». La Policía Local pide la sustitución para controlar la circulación

El bolardo automático se encuentra bajado para permitir a los vehículos que circulen por la calle peatonal. - Foto: S.F.L.

Las obras de peatonalización de un tramo de la calle Justo Cantón Salazar y Santa María Bajera finalizaron en mayo, después de semanas de retraso. Sin embargo, la colocación de un bolardo retráctil a la altura del cruce con la vía Pedro Ruiz para impedir el paso del tráfico rodado al igual que en el resto de zonas peatonales «no ha resultado efectiva. Su visibilidad tampoco es la correcta», explica el jefe de la Policía Local, Alejandro Angulo, y ello ha provocado «la colisión de cuatro vehículos en poco más de dos meses», que han estropeado el sistema automático.

En la actualidad, el poste metálico permanece bajado y «dejamos pasar a los vehículos a todas horas hasta que se tomen medidas pero el estacionamiento está prohibido», aclara. Después de asistir a varios conductores que sufrieron un percance al impactar con el artilugio, «consideramos necesario una modificación de su ubicación hacia un lugar más visible, o bien acercándolo al cruce o colocándolo unos metros hacia atrás», añade.  

Asimismo, la altura del bolardo, de 50 centímetros queda «especialmente baja», por lo que desde la Policía Local han recomendado al Ayuntamiento a través de un escrito a que, en caso de que lo sustituyan, instalen una de al menos 75 centímetros que posea iluminación. Con la reciente modificación de la calle «esta ha pasado a denominarse plataforma única o peatonal, por lo tanto sus características cambian de manera sustancial. Ahora tienen prioridad los transeúntes para desplazarse durante todo el día y consideramos que se debe limitar el acceso al tráfico y señalarlo. Del mismo modo deben indicar que en dicho punto se encuentra el pivote para evitar más percances», aclara.

Otro de los asuntos que Angulo cree que deberían tenerse en cuenta es la velocidad máxima a la que pueden circular los vehículos. «Hasta el momento el límite son 20 kilómetros por hora pero en una de las calles más transitadas de la ciudad al ubicarse en ella una parte importante del comercio local se tendría que reducir a 10», sentencia. 

Los vecinos de dicha zona se lamentan y «después de haber soportado el ruido y la suciedad de las obras no comprendo que ahora tengamos que seguir mirando a los lados para cruzar la calle. Se supone que son vías peatonales pero por aquí continúan pasando coches a todas horas», comenta Carmen. Por contra, a José Luis, vecino de una localidad cercana a Briviesca, le parece «bien que la vía siga abierta al tráfico para facilitar la movilidad de las personas más mayores por el centro».

La plantilla perderá un agente pero cubrirá noches.

El día 20 de este mes la plantilla de la Policía Local de la capital burebana perderá un agente después de solicitar el traslado al aprobar la oposición en otra localidad. A partir de entonces, ocho continuarán velando por la seguridad de los vecinos. Si bien, este hecho «nos trastoca bastante aunque podremos continuar cubriendo las mañanas, tardes y las noches de los fines de semana», declara a este periódico el jefe, Alejandro Angulo. Si bien, la situación «mejorará si se reincorpora un antiguo agente que pidió el traslado a Miranda hace ya unos años», añade.

A pesar de que el organigrama que cumplen desde principios del año actual se diseñó con 10 agentes, desde hace meses el trabajo se realiza entre 9, ya que un empleado cogió la baja y todavía no se ha recuperado. La voluntad de los propios agentes en hacer horas extra en turnos de 12 horas los viernes, sábados, domingos y vísperas de jornadas festivas por la tarde -de 18 a 6 horas - permite que «el servicio quede cubierto por el momento».

Respecto a las actas levantadas a lo largo de los meses de verano, el portavoz asegura que destacan muy por encima de otras «las discusiones entre parejas, los insultos que se dedican entre menores de edad y adultos y por alimentar gatos callejeros».