Diario de Burgos
Editorial

Cuando aferrarse a un cargo no es una opción

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Lo que debería haber sido una gran celebración, plagada de alegría, buen ambiente y reconocimiento por el histórico triunfo logrado por la selección española de fútbol femenino al proclamarse campeona del mundo, se ha visto empañada, desagradablemente, por las desafortunadas, e inadmisibles, acciones protagonizadas por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, a la conclusión del partido de la final, tanto en el palco presidencial, con unos gestos obscenos carentes de todo sentido, como en la ceremonia de entrega de trofeos, propinando un beso en la boca a la jugadora Jenni Hermoso, impulsivo y sin ningún tipo de consentimiento. Unas reacciones que Rubiales ha querido amparar en la euforia del momento, pero que no admiten justificación alguna, porque el hecho de asumir ciertos cargos de responsabilidad, que conllevan la representación institucional, en este caso de todo el fútbol español, exigen tener un comportamiento, ético y con decoro, a la altura de las circunstancias.

Por este motivo, y a pesar de que haya expresado sus disculpas, con un mensaje no exento de ambigüedad, que ha contribuido a acrecentar aún más lo inapropiadas que fueron sus actitudes en esas celebraciones, parece lógico pensar que debería tomar otro tipo de medidas.

Es humano cometer errores, y disculparse y reconocerlos es lo razonable, pero ello no conlleva a que haya que quedarse en ello como una "anécdota", porque hay ciertas actitudes y comportamientos que de ninguna manera pueden dejarse pasar sin que haya más consecuencias. No debe resultar excesivo, es más, sería lo lógico que hiciese, que el presidente de la Federación Española de Fútbol presente su dimisión por no haber sabido estar a la altura de lo que merece el momento, de celebración de un título donde se está siendo escaparate de todo el mundo, pero en este país es bastante habitual la tentación de aferrarse a los cargos hasta que la presión social hace inviable el mantenerse en los mismos.

Se han registrado ya varias denuncias tanto administrativas como penales, y el Consejo Superior de Deportes tendrá que intervenir para decidir si lo inhabilita o no, y cada vez son más las reacciones de personalidades del mundo de la política y del deporte que se han pronunciado pidiendo su dimisión. La propia Jenni Hermoso ha pedido medidas ejemplares contra Rubiales. Este viernes se celebrará una asamblea extraordinaria de la Federación Española de Fútbol en la que se podría correr el riesgo de cerrar filas en torno a Rubiales por parte de los representantes territoriales, pero en este caso se estaría haciendo un flaco favor al fútbol español, que en uno de los momentos más brillantes de su historia, que debería servir de impulso definitivo para el fútbol femenino, está perdiendo una gran oportunidad de salir fortalecido por unos comportamientos arrogantes y prepotentes que no le representan. Y el fútbol, y el deporte español en general, que están siendo todo un ejemplo mundial por la cantera inagotable de grandes deportistas con los que cuenta, no se merecen esta imagen que ha dado uno de sus principales representantes.