Diario de Burgos
Alejandro Sarmiento

Cuerpo a tierra

Alejandro Sarmiento


Teatro mundo

20/07/2023

Comparaba airada una señora en una tertulia de radio la política con un teatrillo, y para mí que aunque enfadada, la mujer acertaba de lleno, pues el teatro no es sino una construcción ficticia y esquematizada de los aspectos más nobles, detestables, emotivos, prometedores, instructivos o como yo defiendo simplemente gratos que tiene la vida. Todo es cuestión de perspectiva. Pero la cosa es más compleja, pues vida real y teatro no están tan separados como podríamos creer. Por nuestra peculiar contextura psíquica necesitamos representaciones que nos evoquen y acentúen lo real o que lo trasciendan y superen. Tal es la razón de que leamos novelas, veamos películas o asistamos como veníamos diciendo al teatro. Nos complace identificarnos con alguno de los personajes, o hacernos la ilusión de que formamos parte de la historia.

Los grandes personajes de la vida real tienen siempre algo de artistas en el sentido mejor de la palabra, son creadores, no simples imitadores. En la vida real un actor adquiere la condición de valioso personaje cuando sabe ser un artista y es un artista en su género si demuestra capacidad para hacer una creación del personaje que representa en sus apariciones. 

Un actor es un gran actor cuando interpreta más o menos creativamente su papel. Junto a los ritos del amor -territorio pantanoso y lucrativo en política local- existen otros que podemos relacionar con la experiencia de bienes arduos y aun sobrehumanos, los ritos de la religión y de la magia. En estos ámbitos el rito sirve para infundir la confianza de haber entrado en contacto con una esfera de realidades que trascienden la experiencia de lo normalmente factible. Se entiende mejor con un ejemplo, las encuestas, especialmente las de encargo. En cuanto a la magia de la demoscopia, bástenos advertir que subsisten por el mundo los antiguos encantamientos mezclados a menudo con rituales espiritistas y aun satánicos donde los resultados que proyectan las métricas parecen asociados al consumo de narcóticos. 

En fin, es sabido que los que toxicómanos que fuman o se inyectan droga necesitan de cierto ceremonial para convencerse mutuamente -aunque los hechos los desengañen una y otra vez- de que han encontrado mágicamente la senda de la sabiduría, la grandeza, el poderío y el vuelco del espíritu. Hace unos días Muñoz Molina advertía del advenimiento de una nueva época que llamaba «de la vileza». No creo que la cosa sea para tanto, y que la virtud sea patrimonio de un solo lado. En fin, que salga el sol por donde los ciudadanos quieran. Unos y otros el domingo despertarán.