Días atrás, Felipe González dio un aldabonazo en El Hormiguero con una entrevista en la que decía verdades como puños sobre Pedro Sánchez y su gobierno. Verdades que afectaron al sanchismo, que desprecia públicamente al ex presidente y a quienes le acompañaron en la Transición, pero que se ha preocupado ante el eco de las declaraciones del ex presidente. Y de la buena acogida que han tenido en un puñado de socialistas que pedían a gritos que alguien denunciara que el sanchismo no representa al socialismo, no tiene nada que ver con los valores y principios de la izquierda democrática.
Días atrás, Javier Lambán se ausentó del Senado para no votar la Ley de Amnistía, por lo que ha sido expedientado por Ferraz, aunque no parece que el presidente del Psoe en Aragón se sienta especialmente disgustado por la sanción.
También días atrás, a las pocas horas de que el Congreso aprobase la amnistía por la mínima, el manchego Emiliano García Page, el único socialista que gobierna con mayoría absoluta, anunciaba su decisión de presentar recurso al Tribunal Constitucional por la Ley de Amnistía.
El sanchismo pierde fuelle, y cuanto más aprietan los independentistas catalanes, más pierde. Puigdemont amenaza con hacer caer a Sánchez si él no es presidente de la Generalitat, ERC dice que solo votaría a Illa si Sánchez se compromete a conceder a Cataluña la soberanía fiscal y la celebración de un referéndum, y la secretaria general del partido Marta Rovira presume de que ERC ha hecho "tragar" a Sánchez la amnistía.
Todo eso, sin que todavía se hayan enterado los independentistas de que la amnistía no va a ser jauja, como prometen los sanchistas, porque los jueces, que son los que tienen la sartén por el mango, no tienen nada claro que Puigdemont y compañía puedan ser salvados; y varios fiscales del Supremo, defienden la misma posición y la argumentan con la ley en la mano.
El equipo de Sánchez ataca al PP de forma inmisericorde y dice además que en la campaña electoral no menciona los problemas europeos. Tienen razón los sanchistas, pero hoy lo que más importa a la mayoría de los españoles es la ley de amnistía, el presente y futuro del presidente de gobierno, las actividades de su mujer, la torpeza inconmensurable de su política exterior, el caso Koldo, el abuso del poder para hacerse con las instituciones, el intento de controlar la información periodística, el deterioro del Estado de Derecho y un larguísimo etcétera que a pocos días del 9-J inquieta a los que apoyan incondicionalmente a Pedro Sánchez, haga lo que haga, diga lo que diga y acceda lo que acceda ante las exigencias de los independentistas.
En esa situación, un Sánchez incapaz de defenderse con inteligencia, no encuentra más estrategia que refugiarse en el fango, y que su vicepresidenta segunda mande a la mierda al centro y a la derecha.
Qué nivel.