Diario de Burgos

Una burgalesa entre el Teide y las estrellas

G.A. / Burgos
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La astrofísica Beatriz Varona concluye dos años de trabajo a 2.400 metros de altura, en el Observatorio Astronómico del Teide, y asume la dirección del Observatorio de Cantabria

Una burgalesa entre el Teide y las estrellas

Beatriz Varona, astrofísica de 35 años, formó parte del grupo de 21 protagonistas del año 2021. Diario de Burgos la eligió en aquel entonces por su participación en el programa para convertirse en astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA). No fue posible, aunque pocos días después de quedar descartada de la carrera espacial, hizo las maletas para cumplir otro de sus muchos sueños: trabajar en el Observatorio Astronómico del Teide, uno de los enclaves más privilegiados y hermosos para observar el Universo.

Allí, a 2.400 metros de altura sobre el nivel del mar, con el mítico volcán canario a sus espaldas, una manta de nubes bajo sus pies y el cielo azul a rabiar, esta burgalesa con raíces en Santa Gadea del Alfoz, un pequeño pueblo de Las Merindades, repasa una experiencia vital y profesional única de dos años y que hace unas semanas ha tocado a su fin.

Beatriz ha trabajado como técnica de operaciones telescópicas en el Teide, uno de los puntos estratégicos de observación del Universo desde el planeta Tierra. En concreto, ha formado parte del grupo de operaciones telescópicas del Instituto de Astrofísica de Canarias, un conjunto de profesionales que dedica las 24 horas del día a observar lo que ocurre a millones y millones de kilómetros en el espacio. 

Lógicamente, las horas de luz se dedican a observar al Sol y los movimientos sísmicos que registra su superficie (lo que se conoce como heliosismología), y los turnos de noche se centran en vigilar el tránsito de exoplanetas orbitando en diferentes sistemas planetarios, asteroides o cúmulos de estrellas, entre otros elementos, desde diferentes telescopios.

Beatriz ha vivido en lo alto de las Cañadas del Teide en turnos de 3 o 4 días o noches por semana. En el Observatorio se trabaja y se convive en un entorno científico excepcional. Estamos en uno de los centros más importantes de física solar del mundo y el instrumental que se maneja es de una tecnología muy avanzada.

La jornada de trabajo, aclara, no transcurre con el ojo pegado al telescopio y visualizando unos paisajes siderales de película, sino ante ordenadores con los que se procesan y analizan gran cantidad de datos. Así, a Beatriz no le ha interesado tanto la estela verde del famoso cometa ZTF, sino su trayectoria en dirección al Sistema Solar y su aproximación a tan solo 42 millones de kilómetros de nuestro planeta.

«Observamos el cielo a través de cámaras especiales con diferentes filtros, nunca se mira directamente con los ojos, aunque es una pena... Lo que aquí hacemos forma parte de un proyecto de investigación a nivel mundial en el que participan muchas instituciones, entre ellas el Instituto Astrofísico de Canarias», explica esta licenciada en Ciencias Físicas de la Universidad Complutense, máster en Astronomía y Astrofísica y también exitosa divulgadora científica.

El trabajo se rige por unos planes de observación que se tienen que cumplir y que obligan a resolver los problemas puntuales que van surgiendo en el día a día de los diferentes telescopios. Del trabajo de profesionales como Beatriz se basan importantes programas de investigación.

«En el Observatorio del Teide se han descubierto muchos exoplanetas en tránsito y mantenemos una vigilancia constante sobre los asteroides, por su tamaño y trayectoria. El espacio es muy grande y hay pocas posibilidades de que impacten en la Tierra, pero ya ha pasado. Recuerdo lo que ocurrió hace 65 millones de años con los dinosaurios, que sucumbieron por el impacto de un cometa de unos diez kilómetros de diámetro en la península de Yucatán».

El Sol. Hace unas pocas semanas, Beatriz fue testigo de una tormenta solar, que proyectó una gran cantidad de energía a la Tierra. «Estamos protegidos por la atmósfera y el campo magnético terrestre, pero si crece la intensidad de la actividad solar puede tener un impacto en los satélites y los sistemas de comunicaciones».

De hecho, las alarmas en este sentido, permiten reorientar los satélites para protegerlos de las tormentas solares. «Recuerdo lo ocurrido durante el evento Carrington, en 1859, que destruyó casi todas las estaciones de telégrafo operativas en aquella época. Si esto ocurriese ahora, sería un desastre... Hay que tener constantemente vigilado al Sol».

En los últimos dos años de trabajo diurno y nocturno, a Beatriz también le ha ocupado la vigilancia de la basura espacial, que crece en la medida en que los satélites en órbita quedan en desuso o con los desechos de las partes de los cohetes. «Tenemos programas para monitorizar la basura espacial».

También ha habido noches 'en vela', porque el exceso de humedad, la calima del desierto del Sáhara, el viento o incluso las bajas temperaturas impiden el normal funcionamiento de los telescopios.

Famosas y emitidas por Televisión Española son sus imágenes del Teide totalmente nevado. «Aquella noche me fui a dormir tarde y a las 8,30 de la mañana vi el espectáculo al abrir la persiana...».

futuro. Tras su paso por las Islas Canarias, el actual destino de Beatriz es la dirección del Observatorio Astronómico de Cantabria, en Polientes, donde se realiza una gran actividad divulgativa durante estos meses de verano, tanto de día como de noche.

El trabajo lo compagina con su canal de Youtube, The Triz Bang Theory; su colaboración en la revista Astronomía, la publicación especializada más importante en lengua española, y sus apariciones en Radio Merindades, donde los jueves, a las 11,30 horas, habla de ciencia, y lo hace realmente bien e interesante. «Me gustaría trabajar en el Observatorio Astronómico de Hawái. En la empresa privada no hay muchas oportunidades de trabajar en investigación astrofísica, pero recuerdo que soy física y eso sí tiene muchísimas salidas, más con la irrupción del procesado de datos».