«Cuando hay síntomas moderados -añade- pueden asociarse fármacos según la evolución, las preferencias de la familia y la disponibilidad de los tratamientos, pero el uso inicial de medicación solo se recomienda en casos graves y combinado con psicoterapia».
En el área de salud mental infanto-juvenil del HUBU existen programas «de eficacia comprobada por sucesivos estudios» que se desarrollan durante un tiempo definido de modo individual o en grupo. «En condiciones ideales deberían realizarse sesiones semanales durante 8 o 12 semanas», relata el psicólogo, en relación a la fuerte presión asistencial que sufre el servicio y que no ha permitido hasta ahora la frecuencia de sesiones psicológicas que sería adecuada, una situación que también se da en adultos y sobre la que el jefe del servicio, Juan Antonio García Mellado, anunció hace unos meses en estas mismas páginas que se estaba trabajando para poder agilizarla.
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Por otro lado, uno de cada diez menores visto en Salud Mental del HUBU tiene depresión. La prevalencia de la enfermedad no ha variado sustancialmente en la última década. El psicólogo Xosé Ramón García Soto no cree que los adolescentes estén peor ahora sino que se identifican mejor los problemas y se pide ayuda antes.
(Más información sobre ambos temas, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos)