Diario de Burgos
Héctor Jiménez

Ni confirmo ni desmiento

Héctor Jiménez


A lo barato

13/10/2023

Y a lo ha anunciado el equipo de Gobierno municipal. Ampliar el bulevar sí, pero con un modelo 'de bajo coste'. Sin pretensiones. Con una tira de asfalto de ida y otra de vuelta, prescindiendo de bordillos de granito a peso de oro, de carril bici o para el transporte público, de árboles, de papeleras, de bancos, de vida. Una simple carretera para conectar la actual curva del camino de Villargámar con la antigua N-120, ya en el barrio del Pilar. 

El rimbombante eje cívico diseñado por el estudio de arquitectura de Herzog&De Meuron se quedará en algo totalmente anodino alegando 'estrecheces económicas', mientras el Ayuntamiento lleva años presentando superávit y dejando remanentes sin gastar.

Los suizos, en eso estamos todos de acuerdo, se vinieron arribísima con sus pretensiones urbanísticas, pero no olvidemos que lo hicieron por encargo. Alguien se lo pidió. Alguien se lo pagó. Ahora sus ideas deberían servir de guía y no desecharse de forma tan descarada.
Argumenta el Ayuntamiento, en el artículo publicado el lunes por este periódico, que no solo será más económico sino también más rápido. No será necesario expropiar, cosa que siempre facilita los trámites. Y la clave está, desde el punto de vista de los tiempos municipales, en que así le dará tiempo a acabarlo «dentro del actual ciclo político».

Una vez más, se les ve el plumero de la calculadora electoral. Si pueden estrenar 1,6 kilómetros de carretera monda y lironda de aquí a 2027, pues fenomenal. Porque a quién le importa el Burgos de dentro de 15 o 20 años, cuando para entonces ya habrán desfilado por el Espolón otras cuatro corporaciones distintas.

Dice la sabiduría popular que lo barato sale caro. Nos cuenta la experiencia que las soluciones provisionales se eternizan y que un diseño a medias se convertirá en inmutable hasta la próxima generación. 

Hace casi dos décadas encargamos a los suizos un menú degustación con dos estrellas Michelin y asumimos que la digestión sería lenta pero placentera, pues el precio valía la pena. Ahora nos conformamos con una hamburguesa para llevar, recogida desde la ventanilla del coche y ventilada en un par de mordiscos, simplemente para matar el hambre. Es lo que tiene haberse empachado.