Diario de Burgos

Cinco jaulas trampa no acaban con las palomas en Briviesca

S.F.L. / Briviesca
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El sistema no resulta del todo eficaz y el alcalde, José Solas, baraja complementarlo para evitar problemas de salubridad y caídas en la vía pública

Las aves anidan en cualquier rincón, entre cables o piedras. - Foto: S.F.L.

Las palomas siguen dejando huella en Briviesca. Y no precisamente buena. Sus corrosivos excrementos difíciles de limpiar se acumulan en balcones de viviendas -habitadas y deshabitadas- fachadas, aceras, calles y mobiliario urbano a pesar de las constantes batidas de limpieza y la instalación de cinco jaulas trampas, un sistema que ayuda a reducir en cierta parte la superpoblación de palomas, pero que no resulta suficiente. Un asunto que preocupa al nuevo equipo de gobierno liderado por José Solas, que manifiesta la intención de estudiar otras posibilidades para reducir la cifra de aves en la ciudad. 

La gran cantidad de grano de cereal procedente de los campos burebanos acumulados en varios almacenes de la ciudad atrae a los animales, que encuentran en la zona un buen sitio para habitar. Los servicios ofrecidos por la empresa Lokímica en control de plagas desde junio de 2021 han hecho efecto, pero «no el suficiente porque la entrada de mi casa está a diario apestada de heces y plumas», expone a este periódico José, un vecino de la calle Marqués de Torresoto, una en la que más aves se concentra.

Hace más de dos años que los profesionales realizaron un censo poblacional de estos animales, pero los trabajos de campo no se iniciaron hasta meses después. Durante dicho periodo comprobaron que «había un número de palomas muy grande, más de lo esperado, y encontramos factores que facilitan su proliferación, como la disponibilidad de alimento, agua y cobijo», explicó en su día Javier del Águila, delegado de la compañía. Para atacar el problema debían conocer previamente la magnitud del mismo y los puntos en los que se concentraba. La situación con la que se toparon no fue un reto fácil y por ello optaron hace ya un año por incrementar las capturas y emplear dos métodos: las jaulas trampa y las redes lanzadera.

La abundancia de estas aves obligó a incrementar hasta en cinco el número de trampas colocadas en distintos lugares de la ciudad y el propio Ayuntamiento puso en contacto a la compañía con algunas de las personas afectadas por la plaga para decidir los mejores lugares para su ubicación. Si bien, el delegado manifestó que se trataba de una «elección complicada» puesto que es necesario que los trabajadores dispongan de acceso continuado, tanto para las recogidas como para su supervisión, y para asegurarse de que las palomas no sufren ningún contratiempo. También de que el lugar no genere problemas ni incomodidad a los residentes.

Los ciudadanos urgen una solución ante un «auténtico descontrol», denuncia María José. Las palomas aprovechan cualquier recoveco para anidar, «lo mismo las ves en el hueco de un canalón que en una piedra de la iglesia», añade con enfado. Las consecuencias se aprecian tan solo con observar el suelo en algunas áreas del municipio, sobre todo en las que abundan las viviendas deshabitadas. Excrementos acumulados y malos olores afectan el día a día de muchos briviescanos que se lamentan de que «de nada sirve barrer y fregar porque en cuestión de horas ya está todo igual de sucio», afirma Isabel. A ello hay que añadir las caídas producidas por pisar la porquería. «Conozco a más de uno que se ha llevado un buen susto», aclara. 

Alimentar a los gatos. El parque de La Florida o la calle el Ferial comparten la proliferación descontrolada de gatos callejeros que además de causar molestias entre los vecinos, generan preocupación al tratarse de animales con enfermedades víricas. Asimismo, las quejas generadas por depositar comida en la calle para alimentar a los felinos prosiguen. 

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