Diario de Burgos

El comercio del centro de Aranda resiste por la hostelería

I.M.L. / Aranda
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En el casco histórico, las calles principales aguantan con negocios abiertos, pero el balance entre los locales vacíos y los ocupados se reparte a partes iguales en las otras zonas aledañas

Un nuevo cierre se anuncia en la céntrica plaza de la Constitución, donde la oferta hostelera es el principal reclamo. - Foto: I.M.L.

La salud del comercio local en la capital ribereña, centro de referencia para realizar las compras en la comarca, sigue sin remontar y los locales vacíos se van sumando a aquellos que llevan meses, incluso años, cerrados y sin que se ocupen con nuevos establecimientos. El único sector que aguanta y suma aperturas es el de la hostelería, con un nuevo bar recién abierto en la calle Barrionuevo y la próxima reapertura de dos más, en los que ya están trabajando sus nuevos gerentes, uno en la plaza Arco Isilla y otro más en la calle Padilla, tras el traspaso por jubilación de sus propietarios de siempre.

Las calles que cuentan con un mayor movimiento comercial son la arteria peatonal del caso histórico, la calle Isilla, y la Plaza Mayor. En la primera apenas hay cuatro locales cerrados, que antaño albergaron una sucursal bancaria y un comercio textil, ambos de gran tamaño y que llevan años sin ocupación alguna. A ellos se suman otros dos más pequeños tras el cierre de una tienda de moda y el traslado de una mercería.

Mientras, en la Plaza Mayor se acumulan hasta nueve locales comerciales vacíos, dos de ellos se utilizan ahora por parte de dos de los cuatro establecimientos hosteleros como almacén, lo que empata con las tiendas abiertas que siguen atendiendo en este punto neurálgico, siendo dos de ellos regentados por asiáticos (uno de uñas y otro de alimentación), aunque es la moda el sector que más se concentran en este espacio, con tres franquicias. «Cuando abrí ya me advirtieron de que aquí el alquiler del local es caro, pero como este es pequeño lo voy aguantando; en los locales más grandes, como no sea una cadena de tiendas, un autónomo no puede hacer frente al pago mensual, no se saca para tanto», estima la regente de la única zapatería de la zona.

José Enrique Hernández vende en su tienda una variedad de productos de alimentación.José Enrique Hernández vende en su tienda una variedad de productos de alimentación.

La excepción que se sale de la norma en el resto de las calles aledañas son Santa Lucía y Ronda, su continuación, donde frente a sólo seis locales desocupados hay funcionando 20 negocios en distintos locales. Allí, la última reapertura corresponde a una oficina de seguros que se ha traslado a un local más amplio y en zona más céntrica. «Aquí es más fácil mantener un negocio si lo sabes llevar, porque el alquiler es bastante más asequible que lo que cobran al volver la esquina y tienes la ventaja de que estás en el centro, por donde pasa todo el mundo», reconoce Susana, que regenta una franquicia de perfumes. 

En la calle Barrionuevo, quedan cuatro locales cerrados de los doce que están preparados para su uso comercial y en esta arteria paralela a la calle Isilla se concentran dos de las últimas aperturas comerciales, una de un bar que cerró hace más de cuatro años y que ahora vuelve a atender clientes tras una reforma y un cambio de concepto en la oferta hostelera y otra una tienda que ocupa uno de los grandes locales de la calle y que ofrece productos de alimentación y pastelería. 

Los carteles de liquidación vuelven a decorar varios escaparates, aunque sólo uno echará el cierre por falta de negocio. De los otros tres comercios que lucen esa palabra en grandes letras, dos son por reforma y otro más por cese de negocio, ya que su dueña ha decidido dejar este sector. «Podría seguir si hubiese querido, no me va mal, pero he decidido dejarlo, he elegido tiempo», apunta esta comerciante del sector textil.

Con más de 20 años en el sector, Sohany Pineda tiene una agenda repleta de citas.Con más de 20 años en el sector, Sohany Pineda tiene una agenda repleta de citas.

Los negocios que resisten, más allá de la hostelería, aseguran que hay que trabajar el doble para ganar, al menos, lo mismo que antes porque los cambios en las costumbres de consumo, articuladas por las compras por internet, hacen que el movimiento de caja sea escaso. Algunos establecimientos han tenido que completar sus ventas presenciales con la oferta on line o la ayuda de las redes sociales.

* José Enrique HernándezLa tienda de Kike

«Pregunté por la zona y no había un comercio así»

Hace dos meses, José Enrique Hernández inició su aventura como autónomo y decidió montar su propio negocio y ha escogido la calle Barrionuevo para implantarse. En un local de alquiler, ofrece variedad de productos de alimentación, incluido pan, y lo hace todos los días. «Sólo cierro el lunes por la tarde, porque hay que dar una continuidad», apostilla.

Se decantó por este negocio porque «vi que no había algo así en el centro y pregunté a los vecinos y lo vieron bien, poder tener una tienda así cerca», resume lo que fue su estudio de mercado.

* Sohany PinedaSohany Nails

«Para seguir aquí, el truco es la atención al cliente»

La experiencia en estética, en el tan de moda ahora ámbito de las uñas, es el colchón que llevó a Sohany Pineda a abrir su negocio, de forma autónoma. Escogió un local en la plaza Santa María, que reformó con medios propios «por eso de ahorrar algo» y la aventura le está funcionando.

«Tenía clientas de antes que siguen viniendo aquí», confiesa ante su agenda de citas llena para las próximas semanas. «Ni un hueco libre», asegura, «pero para seguir así, el truco está en la atención al cliente, si lo haces bien, la gente siempre vuelve», añade como consejo para principiantes.