Diario de Burgos

Patrimonio mundial con sello burgalés

Diego Almendres / Burgos
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La aparejadora Carmen Gutiérrez es la jefa de obra de la restauración de la emblemática Puerta de Alcalá, un trabajo minucioso que sigue al pie de la letra la idea original de Sabatini en el siglo XVIII

Patrimonio mundial con sello burgalés - Foto: Luis López Araico

Quién no tendría achaques después de casi 250 años de existencia. Ni siquiera los monumentos más robustos se libran del efecto del paso del tiempo y por eso la Puerta de Alcalá se somete este año a su quinta restauración para preservar su esplendor. Una intervención tan delicada como importante dirigida a pie de obra por una burgalesa que conoce cada detalle de uno de los tesoros más emblemáticos del país.

Si ya es una suerte serpentear entre los andamios para disfrutar de cerca la belleza de todo un Patrimonio Mundial de la Unesco, la responsabilidad de supervisar una labor con tanto significado «es una oportunidad muy grande».Así lo reconoce Carmen Gutiérrez, siempre sonriente y dispuesta a mostrar con el mayor mimo todas las joyas que esconde la inconfundible construcción de cinco vanos levantada entre 1769 y 1778.

Esta aparejadora burgalesa especializada en restauración del patrimonio tiene la compleja misión y el apasionante reto de ponerse en la piel del arquitecto e ingeniero real italiano Francesco Sabatini para devolver el brillo al monumento, respetando cada aspecto técnico de la obra original.Gutiérrez y su equipo dedican «muchas horas» a la labor iniciada el pasado mes de enero, una gran dedicación ofrecida con gusto. «Es una gozada estar aquí porque ves cosas únicas», celebra.

 Emblema de Madrid, la icónica puerta inspiró la canción inmortalizada en los años 80 por Ana Belén yVíctor Manuel. Su estribillo permanece anclado en el imaginario de todo un país y los primeros versos de la letra definen el significado de su imponente figura. 

«Acompaño a mi sombra por la avenida, mis pasos se pierden entre tanta gente, busco una puerta, una salida, donde convivan pasado y presente». Y de eso se encarga Carmen Gutiérrez, de mantener intacto el espíritu de la obra del siglo XVIII con las técnicas y el saber hacer de la era contemporánea.

«Es algo especial», reconoce. Y es que esta profesional de la empresa Fernández MolinaObras y Servicios piensa en este trabajo tan particular día y noche porque cada segundo de esfuerzo merece la pena en la búsqueda del mejor acabado posible. «Muchas veces cierro los ojos y sigo viendo la Puerta de Alcalá», resume.

El «conocimiento exhaustivo» del monumento es una de las claves principales del éxito del trabajo.La burgalesa está al mando de un equipo multidisciplinar formado por 27 restauradores y cada detalle cuenta. «Detrás hay mucho estudio y mucha implicación porque los métodos de restauración a veces son complicados», explica.El estrés del día a día exige «mantener lacabeza fría y pensar mucho» porque en muchas ocasiones conviene hacer lo más difícil «si es lo mejor para la restauración».

Lo más complejo, sin embargo, es respetar al máximo la idea de 1769 sin saber «exactamente» cómo se construyó la Puerta de Alcalá. «Sabatini presentó dos proyectos y, como no sabía cuál de ellos era el que gustaba al rey, hizo una mezcla de los dos», destaca. Una anécdota para curiosos y amantes del arte, pero una faena para los profesionales encargados de la restauración.

«No sabemos cómo es la estructura interior y por eso buscamos documentación histórica, aunque el tamaño de la piedras da una idea de cómo lo hicieron.Entender cómo fue, cómo se ensambla todo, es tan interesante como importante», destaca con pasión. 

Y es que en un principio no estaba prevista una intervención tan profunda, pero finalmente se consideró de emergencia. «El desconocimiento nos llevaba a pensar que la Puerta no estaba tan mal, hasta que se puso el andamio y comprobamos que había un problema estructural importante», subraya Gutiérrez.

Y en esas está la burgalesa, siguiendo cada paso de una obra que debe evitar preocupaciones a muy largo plazo. «Aunque ahora estamos un poco agobiados, todos queremos que los trabajos salgan lo mejor posible.El patrimonio es de todos y esto debe durar 100 años respetando el origen y los métodos del sigloXVIII», aclara.

Ella es la encargada, entre otros menesteres, de «mantener el criterio» marcado en esta restauración y destaca la labor de todos los profesionales implicados en la tarea. «Desde los colocadores de los andamios, fundamentales para que las obras sigan su curso, hasta losrestauradores que aportan un montón», recalca. 

Divididos en dos equipos de trabajo, la intervención de la Puerta de Alcalá también dedica un apartado especial a la mejora de la cubierta. «Utilizamos mortero de cal y plomo, que está permitido en restauración y Sabatini lo usó en su idea», matiza.Siempre, con la premisa de «volver al origen de cómo se construyó».

La de Alcalá es una de las cinco puertas reales que daban acceso a la ciudad de Madrid y hoy es todo un referente patrimonial de España que tiene mucho que ofrecer a pesar de que los peatones no puedan observarlo con detalle. 

En este sentido, la aparejadora burgalesa pone el acento en los grupos escultóricos presentes en ambos lados y cuya conservación está en manos de los profesionales encargados de restaurar el Pórtico de la Gloria en Santiago. «Han aportado tanto en los métodos como en el aspecto técnico», explica, para insistir en la importancia de contar «con un buen proyecto y con un fuerte control de calidad y de ejecución».

Esta obra neoclásica de granito y piedra caliza tiene en lo alto de su fachada que mira al este la representación delas cuatro virtudes cardinales; fortaleza, prudencia, justicia y templanza.En el lado opuesto, se encuentran los armeros y cada grupo escultórico tiene su peculiaridad. «Hay diferencias en la restauración tanto por la diferencia de peso como por el efecto de la lluvia y otras alteraciones sufridas con el paso del tiempo», explica.

Estar al frente de los trabajos en un punto tan especial supone un gran paso profesional para esta burgalesa avalada por su trayectoria. No en vano, ya participó en la restauración de la fachada delCongreso de los Diputados, otra tarea «muy interesante» que supuso un antes y un después.«El responsable de ladirección facultativa era un arquitecto muy acreditado en restauración y disfruté mucho del día a día.Aprendí un montón y lo valoré mucho», recuerda. «Aquella experiencia fue una suerte, algo maravilloso, aunque también complicado. A ver si restauran más espacios del edificio», indica.

Dejar «la pátina del paso del tiempo» en una obra restaurada sin alterar su conservación es un aspecto que Carmen Gutiérrez destaca de su labor. Su profesor de dibujo del colegio despertó su pasión y, tras formarse en Pamplona, estudió el máster de restauración de la Escuela de Arquitectura de Valladolid. Una decisión que cambió su vida.«Me abrió muchísimas puertas», reconoce.

Su presencia en la Fundación Santa María laReal la llevó a trabajar en la conservación de románico del norte de Burgos, de Palencia y de Cantabria.«Era un núcleo de 54 iglesias y tuve la suerte de trabajar con esas joyas con un alto valor patrimonial situadas en parajes espectaculares», apunta, antes de destacar la labor realizada.  «El criterio de restauración en Castilla y León es muy bueno, hemos ido por delante», celebra.

La aparejadora participó en  la restauración de la Fachada Rica de la Universidad de Salamanca, un trabajo que también la cautivó. «Me pasó lo mismo que con la Puerta de Alcalá. Es una responsabilidad impresionante y conoces esa obra de arte con todos sus pormenores», comenta, para ir más allá. «Llegas a enamorarte de lo que estás haciendo», concluye.