Diario de Burgos

Seis meses de cárcel por robar en la iglesia del Carmen

I.E. / Burgos
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El ladrón se ha librado de una mayor condena porque la Policía lo pilló cuando huía del templo con un estandarte y un crucifijo

El robo se produjo en la iglesia del Carmen el día de Reyes de 2022. - Foto: Patricia

El día de Reyes es uno como otro cualquiera para cometer un robo. Es el que eligió un ladrón burgalés para colarse en 2022 en la iglesia del Carmen con el fin de sustraer un buen botín, aunque finalmente se tuvo que conformar con llevarse un micrófono, un crucifijo y un estandarte que a saber a qué perista pretendía colocar. El caso es que no fue muy lejos con dichos efectos porque lo retuvo un religioso antes de que lograra huir y la Policía lo detuvo poco después, de tal manera que el asalto al templo de la zona sur se quedó en tentativa. Un hecho que le ha permitido salir nada mal parado en el juicio, ya que el juzgado de lo penal número ocho le ha impuesto una pena de medio año de prisión por considerar que la cosa se quedó en intento. Además, el condenado tendrá que abonar a la parroquia 283 euros por los daños que causó al entrar al edificio, ya que para acceder rompió el cristal de una puerta.

El acusado, que ni siquiera se presentó a la vista oral, sí que ordenó a su abogado recurrir el fallo, para lo cual esgrimió el argumento de que el hecho de que la Policía lo sorprendiera con los objetos sustraídos no acredita que su cliente fuera el autor del robo. Un razonamiento que la Audiencia echa por tierra, por cuanto los agentes que comparecieron en el plenario recordaron que cuando acudieron a la iglesia y lo detuvieron el ladrón tenía los brazos llenos de cortes que se había hecho al fracturar el vidrio de la puerta. De hecho fue enviado a Urgencias del HUBU para ser atendido.

La comunidad de los Carmelitas Descalzos, que vive en el emblemático templo situado en la esquina entre la calle del Carmen y el Empecinado expresaban su sorpresa aquel día a este periódico porque en la iglesia no se guardan objetos de valor. En algún momento sí han sufrido el hurto del cepillo, pero no se explicaban por qué habían elegido el Carmen para robar. Razón no les faltaba, porque el ratero se tuvo que conformar con poco, un micro, un pendón y un crucfijo que ni siquiera se llevó.