Diario de Burgos

Cuando Rosalía actuaba para 340 burgaleses

I.L.H. / Burgos
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Su ascenso estratosférico hace impensable que hoy actúe en Burgos. Por eso no la olvidan los 340 espectadores que la escucharon en Cultural Cordón en abril de 2018. Se anunció como «la revolucionaria voz del flamenco» y salió con vestido de encaje

Óscar Martínez (i) y Francisco Merino estuvieron en aquel concierto. Alberto Rodrigo fotografió a Rosalía entonces, en la imagen que sujetan ambos. - Foto: Alberto Rodrigo

Esto es pa' que quede, lo que yo hago dura canta Rosalía, a sabiendas de que lo que hoy toca no solo se mantiene, sino que es un éxito inmediato a nivel internacional. Ahora que su caché no baja de los 100.000 euros es obvio, pero no hace tanto la cantante y compositora catalana era «la nueva y revolucionaria voz del flamenco que borda lo clásico» y actuaba en pequeños auditorios como cantaora junto a un guitarrista, con plataformas en los pies pero sin las uñas extralargas.

Resulta impensable hoy poder escucharla en directo en Burgos (por aforo, pero sobre todo por lo que cuesta) y muchos creen que no ha pisado nunca la ciudad, pero un mes antes de lanzar Malamente (sí, la del ¡tra, tra!), canción que luego se llevaría dos Grammys Latinos, Rosalía actuó en Cultural Cordón ante 340 espectadores. «No era el concierto en el que más expectativas teníamos, sin embargo, la respuesta del público fue muy alta», recuerda Óscar Martínez, responsable entonces de Cultura en la Fundación Caja de Burgos, que fue la entidad que la trajo.

La artista española más importante del último medio siglo actuó aquí 4 años antes del éxito de Motomami dentro del ciclo Sonoridades, en un concierto denominado 'Flamenco milenial' y acompañada del guitarrista Alfredo Lagos. Fue el sábado 8 de abril de 2018. «Había publicado su primer disco, Los ángeles, que sonaba mucho y encajaba en el ciclo. Pero para nosotros ni siquiera era el concierto estrella. Celebrábamos el décimo aniversario de la programación de temporada de la fundación y estaba Ute Lemper, que volver a tenerla era una maravilla», añade Martínez.

En ese momento Rosalía tenía 25 años y acudió con una estética, digamos, clásica: un vestido largo de encaje de color dorado con unas sandalias con plataforma del mismo tono, el pelo suelto y un maquillaje discreto. "Su voz me gustó mucho; tenía un aire antiguo", recuerda Javier, uno de esos 340 privilegiados, pero para quien el concierto le resultó "de compromiso" quizá, asegura, "porque a lo mejor ya estaba en otra cosa y debía cumplir con lo que tenía firmado". "La había escuchado en Flamencos y Pelícanos de Radio3 y había comprado el disco Los ángeles antes del concierto. Fui expresamente para escucharla porque veía que apuntaba maneras. Aunque no sabía hacia dónde", rememora (Rosalía contaría luego que estaba arriesgando con su segundo disco El mar querer: "Este proyecto es lo que siempre he querido hacer, llevo mucho tiempo pensando en hacer un disco como el que voy a lanzar. La inspiración flamenca sigue allí, pero, a su vez, es otra cosa").

Francisco Merino, por su parte, se había comprado el bono de todo el ciclo y Rosalía estaba entre los conciertos (la entrada le costó 10 euros). "Es un ciclo que me interesa porque innovan", afirma el probablemente espectador más fiel que tenga no solo la fundación sino toda la programación de la ciudad. "Tengo el recuerdo de una chica joven muy guapa, con buena voz, pero que no sonaba como las Noches Flamencas: cantaba diferente, como distorsionado", recalca. "De todas formas, si me pusiera a repasar no sería del primero del que me acordaría", afirma.

De Burgos al estrellato. No decimos que su paso por aquí la encumbrara, sino que a partir de entonces explotó todo. Le dieron dos Grammys Latinos, destacó por su manera de fusionar el flamenco con la música urbana, sus actuaciones empezaron a ser revolucionarias y el nombre de Rosalía estaba en boca de todos. "El éxito llegó al poco y me extrañó. Pero pensé para mí que había sido un lujo haberla escuchado en plan tranquilos", rememora Francisco.

"Yo dudé si era la misma que había actuado con nosotros porque el cambio fue tan espectacular que no estaba seguro", añade Óscar Martínez. "Cuando actuó aquí no estaba en el rol actual, ni mucho menos. Y me dio la sensación de que no estaba cómoda. Al explotar todo creí entender que entonces ya tenía la cabeza en otra cosa".

Beatriz Rodríguez, la actual responsable de Cultura en la fundación, acudió como aficionada al flamenco, y el concierto le pareció "espectacular". "Es una pena que el flamenco haya perdido esa voz. Aunque estoy casi segura de que a lo largo de su carrera lo retomará".

Nos tememos que las arcas de la fundación no pueden contratarla ahora, pero quién sabe en unos años: "Le queda mucha vida artística y más adelante igual vuelve al flamenco o hace una gira de teatros", suspira Rodríguez.

Ninguno de los cuatro han vuelto a escucharla en directo en ningún otro sitio. Pero pueden decir que la vieron en Burgos. ¡Un lujo!

Otras estrellas que pasaron por aquí antes de serlo

No hay un caso de tanta envergadura como el de Rosalía, pero la Fundación Caja de Burgos ha traído a grandes artistas antes de que el mundo se peleara por ellos. El caso más significativo después del de la catalana es el del estadounidense Gregory Porter. El actor y músico de jazz recibió el Grammy por el disco Liquid Spirit quince días después de actuar en Burgos. Y su carrera se disparó hasta el punto de que hoy es inalcanzable.

No ha sido el único. Beatriz Rodríguez recuerda el de Rodrigo Cuevas. "Hoy ya no actúa en auditorios de menos de mil butacas y aquí lo tuvimos en un concierto íntimo en el foyer (vestíbulo) de Cultural Cordón ante unas 80 personas", repasa, y Francisco Merino (el espectador fiel) asiente: "Fue un concierto que se salió de lo convencional".

Les ocurrió también hace más tiempo con Mariza, la cantante portuguesa de fados. Estuvo en Burgos en 2006, en la avenida Cantabria: "Entonces era una apuesta por algo diferente y creo que no hubo mucho público y ahora es una de las estrellas del fado más internacional, que actúa en escenarios como el Teatro Real".

El primer concierto de Ara Malikian en Burgos fue en 2008, tocando a Vivaldi para los escolares. "Los niños estaban alucinados y animaron a sus padres a la actuación que hubo después para el público general"... Y así habría otros muchos casos.

Para quien no quiera llevarse luego las manos a la cabeza, la fundación trae el 26 de abril a Marta Gómez, cantante y compositora colombiana con una voz especial y unas letras con componente social. Y en octubre actuarán Las Migas, el grupo en el que estuvo Silvia Pérez Cruz. Para no perderse. Por si acaso.