Todo bombero que se precie, sobre todo aquellos más involucrados en el rescate en montaña, conoce a la perfección una de las mayores historias de supervivencia -si no la que más- del siglo XX. La del equipo uruguayo de rugby que en 1972 se estrelló con su avión en los Andes y cuyos supervivientes se vieron obligados a alimentarse de los cuerpos de sus compañeros. Juan Carlos Chicote, Juan Carlos García Moreno, Agustín Guerrero y Carlos Alberto López (todos ellos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de Burgos) más Diego Escolar, del de Miranda, se la sabían de principio a fin. Lo que ignoraban, al menos hasta el año pasado, es que iban a tener la fortuna de participar en el rodaje de una superproducción en la que el prestigioso director Juan Antonio Bayona ha relatado con una visión muy particular aquellos hechos. La sociedad de la nieve es la película española con mayor presupuesto de la historia, más de 60 millones de euros. Y a su filmación han contribuido estos cinco bomberos de Burgos, responsables de proporcionar seguridad a todo el equipo del filme -más de 500 personas- en el rodaje de escenas de alta montaña. Aunque algunos, finalmente, hasta salen en la película.
Pero vayamos por partes. ¿Por qué el equipo de producción de la película elegida por la Academia para representar a España en los Óscar ha contado con ellos? Pues hay que remontarse a la época en la que el Grupo de Rescate y Salvamento de Castilla y León se nutría de bomberos profesionales de la región (ahora se encarga una empresa privada). La amistad y el círculo de confianza que se creó entres sus integrantes se ha mantenido desde entonces. Y allí conocieron a Álex López, que era enfermero y encargado de la grúa de salvamento del helicóptero de aquel grupo. Con el tiempo, «fue haciendo sus pinitos en el mundo del cine», comenta Juan Carlos Chicote, hasta fundar la empresa The Stunt Club, de especialistas en escenas de riesgo y de coordinación de seguridad.
A Juan Antonio Bayona le gusta impregnar a todas sus películas del mayor realismo. Los tiene preparados, aunque si puede prefiere evitar el rodaje en decorados. Pero trabajar en exteriores -y más si se trata de alta montaña, con nieve, hielo y pendientes escarpadas- entraña muchos riesgos. ¿Y quiénes iban a velar mejor por la seguridad del equipo de filmación que nuestros protagonistas, formados en salvamento en altura y muy experimentados?
Después de cambiar turnos de trabajo con sus compañeros de servicio, cuando estos cinco bomberos burgaleses pusieron rumbo hacia Granada para empezar a trabajar en Sierra Nevada. Ha sido una experiencia vital para todos ellos, que se sienten afortunados de haber colaborado en hacer realidad la película, pero han echado muchas horas, por no hablar de la gran responsabilidad que entrañaba su labor. De los tres equipos en que se dividía el rodaje ellos formaban parte del de alta montaña. «Nos levantábamos los primeros y nos acostábamos los últimos», recuerda Agustín Guerrero.
(El reportaje completo, en la edición impresa de este martes de Diario de Burgos o aquí)