Diario de Burgos

Ni un radar de los prometidos tras la oleada de atropellos

I.E. / Burgos
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Ni el anterior equipo de Gobierno ni éste han aprobado partida alguna para 10 cinemómetros

El radar fijo de la avenida Camino Casa la Vega. - Foto: Valdivielso

Prometer un sinfín de mejoras para la seguridad vial tras una cadena trágica de accidentes es moneda común en política. En Burgos capital ha ocurrido. Lo que pasa es que muchos de esos compromisos que se adquieren en caliente después no tienen su reflejo en inversiones reales. Hace casi dos años que la ciudad sufrió una oleada de atropellos mortales (en diciembre de 2021) que, lejos de frenarse, se extendió durante todo 2022. En unos 13 meses el número de personas fallecidas tras ser arrolladas por un vehículo se elevó a ocho en la capital, después de algunos ejercicios sin contabilizarse víctima mortal alguna.

No hubo que llegar a esos ocho muertos para que asociaciones de barrios y colectivos de defensa de los peatones dieran la voz de alarma y reaccionaran al inaudito aumento de este tipo de accidentes. Al punto de que la concejala de Seguridad Ciudadana del anterior equipo de Gobierno, Blanca Carpintero, anunció que regaría la ciudad de nuevos radares. Entre 15 y 20 prometió. A los pocos días moderaba algo la propuesta y reducía la cifra a entre ocho y diez cinemómetros. Pues bien, han pasado casi 24 meses y ni el anterior Ejecutivo ni éste han aprobado partida alguna para la compra e instalación de nuevos aparatos, ni para diez ni para tan solo uno. De manera que la ciudad cuenta con los mismos que hace unos cuantos años, seis. Los dos de Santa Bárbara, el de Esteban Sáez Alvarado, el de avenida del Arlanzón, el de Camino Casa la Vega y el de la avenida Cajacírculo (la del cementerio). Hay que señalar que ciudades del entorno y de parecido tamaño tienen colocados bastantes más. Salamanca posee 18; Valladolid, 17; Vitoria, 14, y Pamplona, 11. 

Es verdad que las cifras de 2023 no están siendo lo preocupantes que fueron las de 2022, pero tampoco está la ciudad para tirar cohetes. En lo que va de ejercicio dos personas han perdido la vida en otros tantos atropellos. Una de ellas, policía nacional jubilado, falleció días después de ser arrollada en un paso de cebra de la ronda norte, frente a la estación de servicio de Aida. La otra fue una mujer de 81 años a la que un coche se llevó por delante en la calle Manuel Altolaguirre. Ese accidente tuvo lugar en agosto.

Todo indica que en el primer presupuesto de la coalición PP-Vox ya aparecerá una partida para la compra de los radares. Habrá que ver para cuántos da el dinero. Las ubicaciones para algunos están prácticamente elegidas. Dos serán instalados en la calle Vitoria, la vía de la ciudad donde -por su extensión- más siniestros de circulación se producen. Uno de ellos se emplazará, con toda probabilidad, entre Santa Bárbara y Esteban Sáez Alvarado, mientras que el otro irá en el tramo entre la Plaza del Rey y San Lesmes.

El bulevar está concebido y diseñado para que los automóviles no alcancen altas velocidades, pero hay algunos tramos donde la Policía Local ha apreciado que los conductores pisan el acelerador. Uno de ellos es el que discurre a su llegada al barrio de Capiscol, cuando se convierte ya en Juan Ramón Jiménez, entre la rotonda que conduce a Fuentes Blancas y la Cartuja y la glorieta de la N-120, junto al polideportivo Carlos Serna. En esa zona será colocado un cinemómetro. Existen varios pasos de cebra sin semáforo, con mucho tránsito de viandantes que cruzan desde el final de La Quinta hasta Fuente Prior y donde se ha producido más de un atropello grave. También en el bulevar, pero al otro extremo, será instalado otro aparato, entre Cellophane y la zona sur o incluso algo más cerca de Parralillos y la Universidad de Burgos (UBU).

Tiene claro también el Cuerpo municipal de seguridad que otro de los radares debe colocarse en la avenida de Valentín Niño, en el tramo que recorre en paralelo a la calle Costa Rica, en la barriada de los Ríos. Por otra parte, el sexto aparato con localización ya decidida irá en la calle Alcalde Martín Cobos, la que cruza el polígono Burgos Este. Se pondrá a la altura del barrio de San Cristóbal, ya que en ese trecho hay mucho trasiego de peatones, entre ellos niños que acuden al Colegio Sagrado Corazón de Jesús.