Diario de Burgos
Editorial

El PP reafirma su intención de ir a la investidura si el Rey se lo pide a Feijóo

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Cuando la aritmética no da y en el horizonte planea a corto plazo una nueva convocatoria de elecciones, parece lógico que los dos grandes partidos trabajen denodadamente por arañar apoyos, aunque sea solo para la investidura de un presidente y luego haya que negociar el respaldo de cada propuesta si se trata de un gobierno en solitario o dentro de él si al final es uno de coalición. El Partido Popular, el más votado el pasado 23 de julio, se reafirmaba ayer en su intención de trasladarse a la Moncloa, aunque las cuentas todavía no les salgan. La número dos, Cuca Gamarra, avanzó que Rajoy se presentará a la investidura si Felipe VI se lo pide como candidato de la fuerza más votada.

Una vez que Vox ha retirado la exigencia de formar parte del futuro Ejecutivo del PP, a la vez que mantiene su apoyo al trámite de la presidencia, abre la puerta a contar con el único voto de Coalición Canaria, que había puesto las líneas rojas, precisamente en que el partido de Abascal no formara parte del Gobierno. De ser así, los populares sumarían a sus 137, los 33 de Vox, el de CC y el de UPN y llegarían a los 172. Les faltarían cuatro para la mayoría absoluta, un número de muy difícil consecución en estos momentos.

De no moverse las fichas en el tablero y si finalmente se confirma el apoyo de Coalición Canaria, Feijóo lo tendría un poco más cerca, pero tampoco sería seguro, puesto que aunque en una segundo votación solo necesitaría más síes que noes, el PSOE y los partidos del bloque de izquierdas podrían tirar por tierra la elección. Claro que para que saliera adelante la otra alternativa, la de Pedro Sánchez como presidente, sería necesario que a los 121 apoyos socialistas, a los 31 de Sumar, a los 7 de ERC, a los 6 de EH Bildu, a las 5 del PNV y al del BNG se le unieran los 7 de Junts. Y, si bien parece que el presidente en funciones estaría tomándose con calma sus propias negociaciones, como si esperase a que sea Feijóo quien cargue primero con el fracaso, no está claro, ni mucho menos, que tenga las de ganar. Cierto es que Sánchez ya sabe lo que es gobernar en coalición y ha probado, con creces, la oposición interna que ha tenido que solventar con cesiones y concesiones que le han desgastado, pero las actuales exigencias de los independentistas son de tal calibre, tanto de cara a la investidura como a la constitución de la mesa del Parlamento - primera prueba de fuego para unos y otros el próximo martes- y a un hipotético Gobierno en el que no hay que descartar que tengan pretensiones, que nada está claro.

El tiempo se agota y ni Feijóo ni Sánchez muestran otras cartas que las que ya han dejado ver. En los próximos días han de atar los cabos sueltos en sus negociaciones más o menos secretas porque una nueva convocatoria electoral no sería buena para ninguno de los dos.