Diario de Burgos

La larga burocracia dilata el arranque de Guzmán Renovable

I.M.L. / Aranda
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La instalación de las placas solares se culminó en agosto y los integrantes de la comunidad energética siguen esperando a que la Consejería de Industria de la Junta dé su autorización

El tejado de la nave de una de las empresas que se han sumado a la comunidad energética sustenta las placas solares. - Foto: DB

En muchas ocasiones, ser el primero no significa tener el camino libre, sino todo lo contrario. Esto es lo que están sufriendo los integrantes de Guzmán Renovable, la primera comunidad energética rural de la provincia de Burgos y una de las primeras de la región, que lleva esperando más de tres meses para poder empezar a funcionar de manera efectiva. «Estamos metidos en una vorágine administrativa», reconocía uno de sus portavoces e integrantes, Raúl Páramo.

Esos trámites de papeleo son los que están provocando que lleven tres meses esperando poder utilizar una instalación de la que se van a beneficiar diez viviendas, un taller y tres dependencias municipales. «La instalación de las placas solares la terminamos en agosto y, desde entonces, estamos esperando la autorización de la Consejería de Industria de la Junta para su puesta en marcha», explica Páramo a la vez que otros integrantes de esta comunidad energética rural ultiman el papeleo para presentar la justificación de inversión para la subvención de algo más de 22.000 euros que recibieron a través del programa CE-Implementa de los fondos europeos. «Tenemos que hacerlo ya, pero sin tenerlo en funcionamiento», remarca las incongruencias de los trámites administrativos.

A los tres meses de retraso para arrancar con la instalación, a la que aún le queda solicitar el contrato de autoconsumo por parte de los usuarios, se van a sumar alguno más temen sus impulsores. «Estamos a finales de noviembre y en la Junta están ahora con las solicitudes presentadas en mayo, así que aún queda para que lleguen a la nuestra», lamenta Raúl Páramo. 

Esta dilación en los plazos administrativos también supone una pérdida del ahorro que les va a suponer el arranque efectivo del autoconsumo como comunidad energética. «No hemos calculado cuánto podría ser en estos meses, pero vamos a tener un promedio anual de entre un 30 y un 40% de ahorro, por meses depende de las horas de luz y del gasto que se haga», apunta Páramo.

Entre los actuales integrantes de Guzmán Renovable hay residentes habituales en este pequeño municipio ribereño, de en torno a 100 vecinos, otras viviendas que se ocupan por temporadas, además del taller de herrería, que es la única empresa que se ha sumado de momento a la iniciativa y que ha prestado el tejado de su nave para la instalación fotovoltaica, completándose esta comunidad con tres dependencias municipales, en concreto el propio edificio consistorial y el alojamiento rural que componen el Palacio de los Guzmanes, además del bar y las bombas que proporcionan el suministro de agua a toda la localidad.

Este retraso, lejos de restar interés por esta iniciativa de energías sostenibles, está haciendo que se incrementen los posibles nuevos usuarios. «Hay gente que está esperando ya a ver cómo funciona para engancharse ellos también, pero primero hay que empezar», reconoce Páramo.