Diario de Burgos

Al servicio del consumidor

I.L.H. / Burgos
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Carlos Sainz Varona recupera la figura del tendero y a un comercio en peligro de extinción, mientras destaca rótulos, edificios y mobiliario hoy vintage. 'Comercios, mercados, servicios y tiendas' consta de 470 fotos

Báscula, caja registradora, expositores... Ese tipo de mobiliario ya no se ve.

Trueque, transacción, negocio, intercambio, canje, compraventa... Desde la prehistoria el ser humano ha desarrollado su capacidad de comerciante, evolucionado su concepto y los modos de ejecutarlo con los siglos. En el XXI internet se ha convertido en un gran centro comercial en el que se vende y se compra casi cualquier cosa. La pequeña tienda con batiburrillo de productos, el establecimiento de la esquina donde todavía te fían, el tendero que te avisa de la entrada de un nuevo producto o el almacén donde encontrarlo todo está dejando paso a su versión digital, sin apenas trato humano, escaparates físicos donde pegar la nariz y ver tu reflejo, ni neones que tu retina no pueda olvidar.

En ese contexto que augura la extinción del pequeño comercio, el coleccionista de fotografías Carlos Sainz Varona recupera en un libro imágenes que en algunos casos ya no pueden darse. En Comercio, mercados, servicios y tiendas, tercera entrega de la colección Imágenes de ayer, recopila 470 fotos de todo el mundo clasificadas en ochenta epígrafes y fechadas entre 1880 y mediados del siglo XX. Son instantáneas en las que se recalca la figura del tendero, donde los elementos del mobiliario se consideran vintage, la decoración o la arquitectura del inmueble ya es pasado y en la que los rótulos, expositores o el escaparatismo pueden darnos una clase sobre diseño.

Entre esas fotografías, que como en sus anteriores trabajos son auténticas joyas etnográficas, aparecen establecimientos de oficios hoy prácticamente desaparecidos como el de la tapicería o la tienda de  conservas, la huevería, el comercio de cordeles o el dedicado a la lana, la lechería o donde se venden paños. Llaman la atención por su papel al servicio del consumidor objetos como los llamadores, determinadas básculas, cajas registradoras, las imágenes publicitarias en blanco y negro, el comercio ambulante o los uniformes.

Seleccionar de su fondo estas fotografías no le ha resultado fácil a Sainz Varona, que tiene su propia manera de trabajar cuando se desenvuelve en el mercado de este negocio. «Para inclinarme por una foto a la hora de adquirirla no me fijo tanto ni en la época ni en el fotógrafo, sino en el impacto o el mensaje que me produce al verla», argumenta quien sigue encontrando «imágenes curiosas» salvo de Burgos, que ya escasean.

De esta publicación le resultan «simpáticas» fotografías como la de un jovencísimo gacetillero que vende periódicos, una multitudinaria chocolatada digna de cualquier récord de Villarriba o Villabajo, los niños que posan con sus imponentes juguetes, las vendedoras de huevos que transportan la mercancía en una burra o los loteros que venden la suerte desde una motocicleta. «He procurado seleccionar imágenes atrayentes y que tengan una relación directa con los capítulos del libro. Y como en los volúmenes anteriores, busco dotarlo de un carácter pedagógico en la medida de lo posible, que sirva de conocimiento a las jóvenes generaciones y de recuerdo nostálgico a los mayores», resume.

DE TODO EL MUNDO. Aficionado a recorrerse mercados y mercadillos en busca de fotografías antiguas, recuerda una de sus primeras incursiones en París, con los buquinistas del Sena que ofrecen sus reliquias en papel o grabado en las tapas de unos grandes cajones de madera. De ellos -y su negocio- hay también una fotografía. Como de los zocos árabes, para los que Sainz Varona tiene otra anécdota en las navidades de 1980: «Me fui con un amigo montañero al Atlas marroquí, con intención de ascender con esquís unas cuantas cumbres de cuatro mil metros. Nos estrenamos el primer día subiendo al Tubqal, pero sufrimos la adversidad del mal de altura que afectó a mi compañero y tuvimos que abandonar el proyecto deportivo. Como los días de montaña se frustraron, aprovechamos a recorrer medio Marruecos de sur a norte, siendo el principal entretenimiento la entrada a los zocos, donde aprendimos a regatear y contratamos un guía para que nos sacara del de Marrakech».

De Marruecos hay ejemplos en el libro, al igual que de zonas del planeta como Líbano, Turquía, Egipto, Argentina, Perú, Francia o Palestina. De las de origen nacional hay una de Burgos: el escaparate del comercio Confecciones Cylsa, ubicado en la calle Santander.