El mensaje telegráfico que en 1842 avisó a la policía de la llegada del asesino Tawwell a la estación de Paddington, permitió su detención e influyó, además, en la 'popularización' de esta forma de comunicación, así que al finalizar ese siglo el telégrafo formaba parte ya de la vida diaria. El avance de la electricidad entonces, impulso a impulso, emprendió una aventura capaz de doblar el brazo a un tiempo antiguo de vida con tantos límites para todo y tan pobre en comunicación.
Una publicación de 1908 llevaba por título La aventura de la moderna electricidad, revelando cómo en el aire flotaba la idea de reto y conquista continua. Nada ha provocado tantos avances sociales y políticos como los de la ciencia. Cuando Newton advirtió que la manzana caía de acuerdo con una ley física, el pensamiento se rearmó exigiendo que la sociedad y la política pasaran a organizarse, a regirse también por leyes razonables y lógicas más que por derechos y privilegios divinos. Y en el siglo XX, la aventura de la electricidad discurrió paralela a los primeros pasos de una emancipación de la mujer a la que facilitaba otra manera de vivir en la que lo cotidiano esclavizaría menos. No cuesta mucho imaginar lo que debió aliviar y mejorar el día a día la posibilidad de poder producir calor eléctrico en el propio hogar. O la incorporación de la olla eléctrica o del simple hornillo en 1895. O del aspirador de Booth en 1901 y que ya se utilizó en la abadía de Westminster para limpiar alfombras utilizadas en la ceremonia de coronación de Eduardo VII (1902). O de la máquina de coser eléctrica que ya se utilizaba durante la segunda mitad del XIX. O de la batidora, la máquina de lavar, el secador de pelo o el refrigerador en 1920. O de tantas piezas cuyo uso se fue generalizando en nuestra sociedad hace ya bastantes décadas aunque en sus comienzos fuera muy restrictivo por el elevado coste de los aparatos y los escasos recursos de la mayoría.
En la lista de objetos eléctricos que anunciaban un tiempo mejor en lo material, la radio, con gran despliegue desde 1925, tiene especial protagonismo al ser su horizonte más extenso; al ir más allá del ahorro de dificultades, tiempo y trabajo. En Burgos, hace ahora 90 años comenzó a funcionar la estación Radio Castilla, la primera de nuestras emisoras. Celebro ese largo hilo de voz en el tiempo que tantas veces nos acompaña mientras tejemos nuestra vida propia.