Diario de Burgos

La guitarra que no dejará de sonar

Ó.C. / Miranda
-

Miranda de Ebro llora la pérdida de Agustín Mendizábal, integrante de varios grupos míticos en la ciudad. Su familia explica cómo vivía la música

La guitarra de Agustín Mendizábal, Mendi, quedará en el recuerdo de muchos mirandeses. - Foto: DB

Miranda llora la pérdida de Agustín Mendizábal, al que la ciudad conocía como Mendi. En la historia local quedará como una de las guitarras más afinadas. Con sus seis cuerdas hizo bailar a los mirandeses durante décadas y lo logró sobre todo con dos bandas míticas: Los Búhos y después con la Dolphin Blues Band. Su mujer, Julia Ezcurra, detalla que su marido «siempre decía que había sido un privilegiado, porque ha trabajado como informático que le gustaba y porque pudo hacer música que era lo que le apasionaba».

Julia empezó a salir con Mendi prácticamente cuando empezaba a montar Los Búhos. El comienzo del joven melenudo se cimentó en base a la curiosidad. No tenía estudios, pero sí un buen oído que le permitió hacer una carrera autodidacta, aunque Julia ensalza que «pudieron hacer mucho más, si les llega a coger alguien que les diera un empujón». Aún así, Mendi no tenía clavada ninguna espinita por lo que pudo hacer, porque la música la entendía como un divertimento, una vía de escape con la que simplemente ser feliz.

«No se lo tomaba como un trabajo, para él era una afición», ensalza su hija Patricia Mendizábal, quien aclara que pese a que el ritmo y su padre por momentos eran indivisibles, «tampoco nos aburría con ello y ni mi hermano ni yo hemos tocado ningún instrumento». Con ellos no dio con la tecla para meterles el gusanillo de la música, pero Patricia sí que enumera la modestia, la naturalidad y generosidad con la que se movía en el mundillo, pese a tener contacto con figuras de las varias décadas en las que estuvo en los escenarios.

Julia recuerda los orígenes, pero también el momento en el que decidió apartar un poco la guitarra, porque realmente nunca la escondió del todo. «Cuando me jubilé lo dejó, porque decía que ya no tenía edad», explica la mujer, quien puntualiza que en ese momento contaba 67 años y ahora tenía 73. El último concierto que mencionan lo hizo con Los Búhos, el 28 de diciembre de 2022 en el Bocca, pero «al final lo que de verdad le gustaba era juntarse en el chamizo», donde tocar de una manera desenfadada, alejado de compromisos.

Otra de las voces para entender la figura de Mendi también le acompañó desde sus primeros compases en la música. Luis Pinedo Pititi rememora el momento en el que un vecino le convenció para ir a ver a unos críos que trataban de dar forma a un grupo. «Yo tenía diez años más que él y para mí eran unos chavales y al principio les dije que no», recuerda, aunque en la tercera visita Mendi «empezó a esbozar una versión de los Animals». Aquello les unió y comenzaron su historia en los 60.

Tras décadas juntos en los escenarios, Pititi ensalza la figura de su amigo con el que después también formaron la Dolphin Blues Band, ya en los 80, con la que aparecieron en carteles juntos a grandes grupos. «Era muy bueno, tenía muy buen oído y también cantaba bien», afirma Pititi, quien considera que además tenía la capacidad de ser el pegamento de los grupos «y a mí siempre me corregía cosas y además tenía razón», zanja.

En la asociación que organiza Ebrovisión, Ramiro Molinero también tiene algo que decir en este repaso. «Mendi era tío de Rafael Izquierdo», recuerda el portavoz del colectivo, quien afirma que por eso «en la asociación tenemos una cercanía más que especial con él y con toda la familia». A nivel personal, Molinero lo considera «un referente y le recuerdo siempre sobre el escenario con una guitarra en la mano y haciendo virguerías». Ahora, afirma que pese a la pérdida, «seguro que está disfrutando de la música», lanza como un deseo.

Homenaje pendiente. Otra de las personas que recuerda a Mendi es Txus Conde, del Grupo Bocca, donde tocó alguno de sus últimos conciertos. «La Dolphin fue el grupo que más ha influido en la música de Miranda», opina el responsable, quien avanza que tienen un homenaje pendiente. «Me lo pidió la familia y haremos algo bonito seguro», avanza. Tanto Patricia como Julia reconocen la petición y admiten que una de las últimas voluntades de su padre y marido era que rieran más que lloraran, por lo que asumen que tienen pendiente una celebración, en la que a buen seguro sonará buena música.