Diario de Burgos

La décima herida al patrimonio

M.M.B.
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La iglesia y la pila bautismal de San Cipriano, en la localidad burgalesa de Quintanilla-Colina, se suma a la Lista Roja de Hispania Nostra en un año de constante goteo de monumentos en riesgo de desaparecer

Imagen de archivo de la iglesia, que parece abandonada en mitad de la jungla y ha sido vandalizada. - Foto: Valdivielso

Burgos cuenta con una nueva entrada en la Lista Roja de Patrimonio de Hispania Nostra, el 'catálogo' en el que se recogen aquellos elementos que «se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de su valor». Se trata de la iglesia y la pila bautismal de San Cipriano, en Quintanilla-Colina, entre la comarca de Páramos y Merindades, a pocos kilómetros de Pesquera de Ebro.

La asociación detalla que el estado de conservación de ambas se considera «de abandono y en ruinas» y reseña que no cuentan con «protección legal específica». Tras este nuevo ingreso, la provincia acumula 50 entradas desde que se abrió la Lista Roja, 10 de ellas este año: la Ermita de Nuestra Señora de Domo David, en Rebolledillo de la Orden, la Capilla del Sagrario de Briviesca y las Iglesia de San Julián de Ovilla (Valle de Mena) y San Miguel de Cortiguera; los Castillos de Lara y Montealegre, el Torreón de los Gallo, el penal de Valdenoceda y el campo petrolífero de La Lora.

Un dato alarmante, sobre todo si se tiene en cuenta que el catálogo se elabora con el objetivo de dar a conocer y lograr la consolidación o restauración de aquellos elementos que, de no ser intervenidos de manera adecuada, se acabarán disipando. Si eso ocurriera el bien patrimonial terminaría en la Lista Negra, con aquellos inmuebles «irrecuperables». Entre ellos, la casa mayorazgo de Juan de Zúñiga Avellaneda, en Valladolid, el entorno exterior de las Murallas de Ávila y el Monasterio de Santa María de las Tiendas, en Palencia. 

Emplazada a las afueras de la población de Quintanilla-Colina sobre un alto y junto a la carretera de Pesquera, la construcción realizada en sillería, aún mantiene las columnas y sus relieves tallados con motivos animales, pero lo que ya ha desaparecido son los capiteles y los arcos que estos sujetaban. De su época más antigua también conserva parte de su portada, compuesta de un arco con arquivoltas de medio punto a las que en una época más moderna se les añadió la cabecera y la torre.

La pila bautismal, que ahora se ubica en la sacristía del templo y en un inicio se encontraba situada en el fondo de la nave, también corre peligro. La pieza, de estilo románico, cuenta con una base cilíndrica y está decorada en su parte externa por tres molduras de decoración, una franja junto a la parte más alta, otra en la zona media y una tercera en su zona baja.