No tienen la plaza del Trigo ni una programación de cinco días de música, pero la primera edición de Sonorama en Uruguay se ha cerrado con éxito de público, congregando a más de 5.000 personas en el velódromo de Montevideo, la capital del país sudamericano. «Se demuestra que el espíritu de Sonorama se funde con cada territorio, sin perder la esencia, pero siendo absolutamente único por el lugar, la cultura, la gente,...», reconoce Rebeca Ruano, jefa de relaciones públicas de la organización. 

El programa contó con una jornada de música, de seis horas «porque aquí los conciertos acaban a las 23 horas», especifica Ruano. A pesar de la limitación horaria, la asistencia a los conciertos fue en aumento y, además de los incondicionales a grupos de la zona como No te va a gustar, que tocaban en casa como cabezas de cartel, Airbag o Dillom, dos ejemplos de la escena musical argentina, también se acercaron muchos festivaleros con ganas de conocer lo que se hace a este lado del charco. «Ha sido un éxito de público, de excepcional convivencia y de triunfo para los artistas españoles como Shinova, que se ganaron a los uruguayos en la que ha sido su primera visita al país», destaca Ruano, que apunta a la continuidad de esta iniciativa porque «ha sido una edición que demuestra que esos lazos entre territorios están vivos y que la música es una gran embajadora», con la vista puesta en la cita mejicana para el próximo mes de febrero.

Además de la música, el vino de la DO Ribera del Duero estuvo presente en una comida especial en El Otro Es Mercat, elaborada por el chef Roberto Connio y el equipo del Taller de Arzuaga, liderado por Amaya Arzuaga y con el chef Víctor Gutiérrez, que contó con el maridaje de vinos de Bodegas Neo y Arzuaga. Los asistentes también pudieron participar en el foro cultural en el Centro Cultural de España en Montevideo, donde La habitación roja actuó y se desarrollaron las catas Rock and Wine.