Diario de Burgos

Todos los Ohios miran a la derecha

Francisco Tomás-Valiente (EFE)
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Aragón, la villa oscense de Robles o Badajoz son considerados oráculos electorales de España, ya que lo que votan sus vecinos predice el resultado de las generales... y en todos gana el PP

Encuesta de opinión. - Foto: Pixabay

El caso del estado de Ohio, donde el partido ganador coincide siempre con el vencedor de las presidenciales de EEUU, ha llevado a los sociólogos españoles a buscar un ejemplo nacional, hasta proponer diversos lugares que, en todos sus casos, miran hacia la misma dirección: la derecha. 

Así, cabe recordar al grupo de sociólogos Equipo Piedras de Papel y su publicación de 2015 Aragón es nuestro Ohio (Malpaso Ediciones). Aquel texto señalaba que «quien gana en Aragón, gana en España», al igual que sucede en el citado estado norteamericano «desde las presidenciales de 1964». «Aragón es un microcosmos del universo nacional, una España en pequeñito», explicaban, antes de argumentar en defensa de su teoría, que las Cortes de Zaragoza son un reflejo, tanto en lo ideológico como en lo territorial, del resto del país.

En este sentido, señalaban cómo los aragoneses oscilan hacia el PSOE o hacia el PP con bastante flexibilidad, cómo la comunidad cuenta con pequeños partidos territoriales y cómo, además, tiene en su interior una circunscripción grande y dos pequeñas, de modo que replica con bastante fidelidad la atribución de escaños del Congreso.

Pues bien, el 28-M en esa región ganó el PP (28 escaños) y ese partido negocia con Vox (siete) la investidura o la formación de Gobierno, dado que ambas fuerzas suman sobradamente la mayoría absoluta. Si Aragón es el Ohio español, la cosa está clara para el 23-J.

Caben, sin embargo, otros oráculos, pues varios expertos señalan otros territorios con valor predictivo sobre las generales, por ejemplo esa especie de Ohio dentro del propio Aragón que constituye la villa de Robres (Huesca). Allí siempre coincide la mayoría ganadora con la de las generales.

Los 550 habitantes de este pueblo ubicado en el desierto de Los Monegros votaron masivamente el pasado 28-M. Un 82 por ciento de participación, es decir, 358 votos que se fueron en un 52 por ciento al PP frente al 45,9 al PSOE, a diferencia de lo que sucedió en 2019, cuando ganaron los socialistas con un 56,1 por ciento frente a un 34,7 por ciento de los conservadores. Y en las autonómicas, el dictamen ha sido más claro todavía, pues ha ganado el bloque popular por casi nueve puntos de diferencia, frente a los 17 puntos de ventaja que sacaron los progresistas hace cuatro años.

Extremadura

Pero no es el único ejemplo a consultar, está también la ciudad de Badajoz, incluso la propia comunidad extremeña. Ambos son ejemplos significativos, aunque no exactamente siguiendo la misma dinámica que Ohio.

La ventaja de poco más de un 4 por ciento que le sacó en mayo de 2011 en la región el PP al PSOE, se tradujo luego en una amplia mayoría absoluta para Mariano Rajoy en noviembre de ese mismo año.

El bloque progresista ganó a los populares el 28-M en las autonómicas por un solo punto, 6.000 votos. Casi empate. Un mal augurio para los socialistas de cara al 23-J.

Y luego está Badajoz. El PP alcanzó allí en 2011 un 56  por ciento del voto, frente a un 27 para el PSOE. Fue una diferencia mucho más clara que la reflejada en el conjunto de la autonomía, y mucho más cercana al resultado nacional de unos meses más tarde en las generales. En las últimas municipales de mayo, los conservadores han vencido con un 44 por ciento frente al 31 por ciento de los de izquierda.

En fin, cabe recordar cómo el Equipo Piedras Papel apuntaba en 2015 que la emergencia de nuevas fuerzas políticas estaba produciendo un seísmo en el bipartidismo que podría, o no, terminar siendo estructural. Ocho años más tarde, los Ohio españoles dibujan un retorno al pasado.

Y así, si se observa dentro de la bola de cristal, se ve a Vox asomándose al abismo de ser un segundón; a Sumar encerrado en el rincón de la izquierda; a Pedro Sánchez contando, por un lado, las cajas de mudanza, pero por otro también los escaños, porque si le salen 100 podría aguantar al frente del PSOE. Y a Alberto Núñez Feijóo frente a una libreta, devanándose los sesos para hacer cuentas. Todos los oráculos miran a la derecha.