Diario de Burgos

«Nos vamos a dedicar a lo que realmente nos gusta»

ICAL
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Los diez mejores alumnos de los ocho centros integrados de FP agraria de Castilla y León coinciden en la pasión que produce en ellos el medio agrario, natural y forestal como objetivo de una vida laboral con todo por delante

«Nos vamos a dedicar a lo que realmente nos gusta» - Foto: Miriam Chacón ICAL

«A todos nos apasiona la agricultura y la ganadería, que tienen mucho futuro y un amplio margen en el mercado laboral. Muchos seguirán estudiando, pero todos nos vamos a dedicar a esto, que es lo que realmente nos gusta». María Docio, del CIFP Viñalta, de Palencia, desvela cuál es su sueño tras ser reconocida como la mejor alumna del grado en Producción Agroecológica, que también se imparte en Almázcara (León). Deja claro que su reto y su deseo es dedicarse laboralmente al sector primario, denominador común de la decena de alumnos de los ochos centros integrados de FP agraria que recogieron esta semana en la sede de la Consejería de Agricultura los diplomas que les acreditan como los mejores en la primera edición de los Premios a la Excelencia que concede la Junta.

Natural de Paredes de Nava (Palencia), María Docio llegó a este grado porque «siempre, desde muy pequeña», le ha gustado «mucho la ganadería y el campo», pasión que compartía con su padre, agricultor de profesión. Ha disfrutado de «un ambiente genial» con compañeros que comparten esa pasión por el sector primario y que demuestra, a su juicio, que «tiene mucho futuro» porque todos van a seguir formándose o entrar en el mundo laboral con el objetivo de dedicarse a «lo que realmente nos gusta».

Sabe bien de lo que habla la vallisoletana Paola Santos, que ha estudiado también en el CIFP Viñalta de Palencia y que ha sido distinguida como mejor alumna en el grado superior de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal. Siempre observó con buenos ojos el trabajo de su tío, que realizaba la trashumancia con un rebaño de ovejas desde Extremadura a Picos de Europa. En alguna ocasión, Paola le acompañó y ello despertó este sueño que ahora culmina. O más bien se inicia, porque tras los estudios arrancan las prácticas en el Itacyl, que luego proseguirán en el seno del mercado laboral.

Un mismo objetivo persigue María Díaz, quien narra su peculiar cambio de rumbo tras ser elegida como la mejor alumna del grado medio en Actividades Ecuestres, cursado en el CIFP de Segovia. Se decantó por estos estudios tras terminar el grado superior de Educación Infantil. «Me gustaba muchísimo, pero al hacer las prácticas no me sentía al cien por cien, me faltaba algo. Y ahora no me arrepiento de nada de haberme centrado solo en caballos», manifiesta. Díaz cree que «abre muchas puertas». Y como muestra, un botón, pues desde que lo empezó «ya ha salido muchísimo trabajo por otros lados, cosa que con el de Educación Infantil es bastante complicado».

«experiencia maravillosa». Por su parte, el premiado en el grado de Producción Agropecuaria, que recibió su formación en La Santa Espina (Valladolid), es Santiago Andrés Chico, joven zamorano natural de Donadillo, que tras intentar entrar en el grado de Aprovechamiento y Conservación del Medio Natural finalmente optó por unos estudios que le han permitido vivir «una experiencia maravillosa» y conocer «a gente muy importante». Y es que este grado tiene una parte práctica que incluye «coger los tractores e ir al campo» para formarse como conductor o «temas similares» que apasionan a un joven que destaca que su futuro puede estar tanto en el ámbito de la producción agropecuaria como en el de la gestión forestal, pero siempre en Castilla y León.

Aunque a primera vista la gestión forestal se aleje del sector primario, nada más lejos de la realidad. Es el ejemplo que transmite la soriana Diana Zayas, mejor alumna en el grado superior de Gestión Forestal y de Medio Natural, que ha recibido en el CIFP de Almazán y que se imparte también en Almázcara (León) y Coca (Segovia). Recuerda que el germen de su interés «nace verdaderamente» tras cursar Biología. «Tras acabar me encontré un poco frustrada, sentía que no había aprendido lo que quería o lo suficiente. Tampoco quería cursar un máster y como me gusta mucho el medio ambiente y la conservación de la biodiversidad, pues me lancé a este grado superior, que tenía además al lado de casa», rememora esta soriana.

El sueño de Lucía Díez también está asociado a la naturaleza. Tras obtener el mejor expediente en el grado medio de Guía en el Medio Natural y Tiempo Libre, al que entró «casi de casualidad», señala que lo que le apasiona «es pisar el terreno y conocer la calle», por lo que esta joven de Trobajo del Camino (León) también ultima la obtención de su licencia de rafting en Murillo de Gállego (Zaragoza), en la empresa que le permitió hacer las prácticas.

Sí que le viene de familia el interés al segoviano Carlos Ignacio Sanz por el Aprovechamiento y Conservación del Medio Natural, que es el nombre del grado medio que ha estudiado en Coca, y donde llevará a cabo durante los dos próximos cursos el grado superior. «Me viene de familia. Mis bisabuelos y otros tíos han sido gabarreros en El Espinar y siempre se han dedicado a la naturaleza», comenta este joven de 26 años desde el retén de incendios en Segovia, donde trabaja por segunda campaña consecutiva.

Acompañado de la belleza del nombre de su grado superior, Paisajismo y Medio Rural, Manuel Navarro agradece el reconocimiento al «esfuerzo que conlleva», ya que lo ha complementado con el trabajo en la explotación familiar de viñedo, olivos y almendros en Aldeadávila de la Ribera (Valladolid). Cuenta 19 años y, tras terminar los estudios en el centro de la Santa Espina, se plantea ahora iniciar otro grado superior «más centrado en agricultura, en viñas o en administración y gestión de explotaciones» agrarias.

Tan encantada ha terminado la vallisoletana Lidia Palomo su grado medio en Elaboración de Aceites de Oliva y Vinos que en septiembre empezará el superior, de vitivinicultura. Y todo ello con el reto de empezar dentro de dos años la carrera de Enología y poder desarrollar su vida laboral en una bodega, a ser posible en la Ribera del Duero, dado su origen de Tudela de Duero. A sus 23 años, el interés le viene de su infancia, cuando su abuelo «hacía vino casero para consumo propio». Más tarde Lidia trabajó en una bodega durante una vendimia y su impresión final fue «inmejorable».

En una línea similar se encuentra Adrián Gómez, quien se lanzó a estudiar este grado superior después de hacer otro en turismo. «Siempre me llamó la atención el mundo del vino y su elaboración», comenta. Ese joven de 22 años de Piña de Esgueva (Valladolid) no esconde que su expectativa es «adentrarse en el sector y ganar experiencia para en un futuro poder relacionar el turismo con el vino, algo que en Valladolid tiene mucho recorrido y muchas salidas. Ese sería mi sueño», admite.