Diario de Burgos

Las últimas construcciones del Monasterio de Oña se derribarán

S.F.L. / Oña
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El bloque edificado por los jesuitas que divide el patio de San Íñigo desaparecerá si la propietaria de San Salvador recibe la ayuda del 2% Cultural. El de laborterapia tiene los días contados, igual que La Florida

El mapa de Palestina retirado lo construyeron en 1929 y se ubicaba en el lugar donde se encuentra la máquina de la foto. - Foto: DB

La progresiva restauración del Monasterio San Salvador de Oña contempla prescindir de las edificaciones más recientes y devolver al complejo su dimensión original. La Diputación Provincial, propietaria del inmueble milenario, se ha propuesto retirar todas aquellas áreas construidas por los jesuitas, como el bloque que divide el patio de San Íñigo, y las que se levantaron a partir de la puesta en marcha del hospital psiquiátrico en 1969.

«Preservar el valor patrimonial del monumento está por encima de todo», declara a este medio el diputado Ramiro Ibáñez, y el «espacio que los religiosos utilizaron como comedor no lo tiene», añade. La administración sabe lo que significa contar con dos subvenciones del Gobierno central (del 1,5% Cultural), ya que en las últimas convocatorias se ha beneficiado de ellas con proyectos para potenciar el uso turístico y cultural del lugar. El Estado aportó el 50% de un presupuesto de 399.433 euros y posteriormente financió el 60% de una obra valorada en 824.008 euros. 

Ahora, pretende dar un nuevo impulso y en el caso de recibir una tercera ayuda consecutiva -esta vez del 2% Cultural- demolerá ese espacio, reparará otras fachadas y cubiertas y recuperará diferentes salas. Por otro lado, el edificio de laborterapia del antiguo sanatorio tiene los días contados. En cuestión de meses se llevará a cabo el derribo y la posterior construcción en el terreno de una caldera de biomasa que abastecerá de calefacción y agua caliente a la residencia de ancianos. 

La Fundación Patrimonio Natural Castilla y León (perteneciente a la Junta) ya ha solicitado el permiso al Ayuntamiento para derribar el edificio conocido como La Florida, una mole de ladrillo amarillo de cinco plantas construido a principios de la década de los 70. Ubicado junto a los canales y los jardines benedictinos, presenta un estado tan deteriorado que amenaza con caer por sí mismo si no se actúa con urgencia.

Otros accesos. Un accidente sin gravedad en el que un «cristal de una de las áreas rehabilitadas acabó destrozado» ha desencadenado en plantear «construir o adaptar» nuevos accesos al Bien de Interés Cultural. Según Ibáñez, aspiran a «mejorar» la accesibilidad a la piscifactoría, ubicada dentro del complejo, para «evitar otros posibles daños provocados por los vehículos de gran tonelaje» que entran y salen a menudo por la puerta principal de la plaza Conde Sancho García, en la que actualmente trabajan para arreglar los desperfectos que ocasionan que esté abierta.

Valoran sustituir con cartelería el plano retirado de Palestina 
La 'desaparición' del plano de Palestina construido en hormigón en 1929 junto a la fachada sur del Monasterio recién rehabilitada ha generado el malestar de algunos vecinos de la villa, que se preguntan sobre su paradero. Belén Paramio, la alcaldesa, asegura que ha «transmitido a la Diputación el asunto» porque ha llegado en más de una ocasión a los plenos.

Consciente del «valor sentimental, que no patrimonial» del mapa en relieve retirado como consecuencia de la II fase de las obras de restauración del inmueble, el diputado Ramiro Ibáñez ha valorado «colocar cartelería informativa sobre su historia y significado en el mismo lugar» en el que permaneció durante casi un siglo. 

Las actuaciones ejecutadas durante los años 2022 y 2023  dieron paso a una imagen renovada de las edificaciones anexas a los jardines benedictinos, incluido el antiguo costurero y el palomar. «El anterior pavimento se sustituyó por baldosas grises y entiendo que si los técnicos decidieron quitar el plano fue porque así lo requería el proyecto», aclara.