Diario de Burgos

NC contra viento y marea

G. ARCE / Burgos
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José Ignacio Nicolás-Correa fue un empresario de carácter, único, irrepetible e indomable, en los beneficios y en las pérdidas. Su impulso es clave en el Burgos actual; su herencia, extraordinaria

Nicolás-Correa eran un gran conversador y un excelente orador. Con ideas y opiniones firmes que no dejaban indiferentes a nadie. - Foto: Alberto Rodrigo

El adiós de José Ignacio Nicolás-Correa deja un vacío muy profundo y un sentimiento de nostalgia en la ciudad difícil de explicar, como lo fue una persona irrepetible, única e indomable. No solo era un elegante hombre de negocios en plenitud vital y laboral hasta hace muy escasas fechas, sino que sus proyectos no han dejado de nacer, de crecer y de prosperar sin descanso durante las últimas décadas, le pese a quien le pese.

Su icónico apellido, con esas 'N' y 'C' rotundas impresas en fachadas de empresas y en los múltiples ingenios industriales de todas formas y tamaños que ha fabricado, ha estado ahí siempre, incluso desde antes de que el Polo de Desarrollo Industrial diese sus primeros pasos, creando centenares de empleos, impulsando la innovación y la tecnología, conquistando los mercados internacionales más complejos e incluso compitiendo de tú a tú con los grandes en la Bolsa española. Ahí queda su historia. 

Nació gran empresario, pero nunca se acomodó del todo en ese papel dorado. Siempre fue un paso por delante de lo que logró su padre, Baldomero, y del resto de los empresarios que convivieron y compitieron con él y contra él. 

La docencia, el contacto con las aulas, los libros y los estudios eran muy apreciados por el empresario, que disfrutó en sus clases magistrales en la UBU. La docencia, el contacto con las aulas, los libros y los estudios eran muy apreciados por el empresario, que disfrutó en sus clases magistrales en la UBU. - Foto: Luis López Araico

El paro en España es falso, muchos parados trabajan»
Año 2019

Su trayectoria fue siempre ascendente, pero no está marcada por un éxito permanente, sino por los fracasos, los frenazos, las pérdidas y la vuelta a empezar, los famosos 'dientes de sierra' que caracterizan los balances del sector de la máquina-herramienta en el que se hizo un nombre. 

Nunca perdió la compostura, ni ante los piquetes de trabajadores, ni ante los gigantes del Ibex, cuyas acciones daban mil vueltas a las del 'de Burgos'. 

La presencia de Nicolás-Correa en los foros empresariales en la ciudad siempre ha dejado murmullos de envidia malsana. Como buen profesor y orador que fue, sentaba cátedra en sus intervenciones y daba lecciones a aquellos que creían que se las sabían todas (y que facturaban más que él). 


No quiero empresarios que solo montan tinglados para no pagar impuestos»
Año 2016

No son pocos los que siempre traen a colación las ayudas públicas que recibieron sus empresas para sostenerse en los peores momentos, olvidando que todos sus proyectos nacieron y prosperaron sí o sí en Burgos, incluso dándoles trabajo a los maledicentes. 

Espíritu libre. Su perfil público distante, parapetado en ese 'usted' marca de la casa, contribuyó a darle esa falsa pátina de arrogancia en las distancias cortas y de suficiencia en las empresariales. La mesa de su despacho era muy ancha y había que esperar un tiempo para que encogiese el mueble y se entrase en calor ante su presencia. Con sumo respeto, decía lo que le daba la santa gana y lo que pensaba, sin importarle la cotización de la acción. 

Fue uno de los pocos empresarios que alzó la voz públicamente contra el 'procés' y en defensa de la unidad de España y que cuestionó a aquellos y aquellas instituciones que miraban para otro lado para no poner en peligro sus ingresos. 

Estoy dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias para defender la unidad de España»
Año 2019

Las montó pardas al Ayuntamiento por la dejadez que tenía hacia su casa, sus polígonos. De hecho, la falta de un asfaltado fue el detonante de su sonada espantada de la exposición de los 50 años del Polo, un evento incomprensible sin el apellido Nicolás Correa.

De ideas muy conservadoras, no tuvo temor alguno en terminar sus días metiéndose en el charco de la historia contemporánea de España, logrando un doctorado y escribiendo un libro sobre las investigaciones realizadas durante su tesis, una osadía que escoció a los historiadores profesionales. 

Dicho esto, José fue muy feliz en las clases de la escuela de negocios y de la Universidad, rodeado de esquemas y libros y, sobre todo, de jóvenes estudiantes. La concesión del honoris causa por parte de la UBU fue, sin ninguna duda y pese a lo avanzado de su enfermedad, uno de los días de su vida. 

Hiperbaric. Más prudente se mostró con la tormentosa venta de Hiperbaric, el gigante de las altas presiones industriales para la alimentación que creó junto a su actual propietario Andrés Hernando. Fue un episodio duro entre viejos amigos, en el que se cuestionó su idea de vender a una multinacional norteamericana, con el riesgo de deslocalización que ello conllevaba. La operación le reportó grandes ingresos económicos en la última etapa de su vida empresarial, pero también dudas, disgustos y sinsabores. Al final, Burgos ganó… 

El beneficio es lo más importante para una empresa, cuando existe hay que presumir de él» 
Año 2009

China. Nicolás-Correa confirmó que si uno quiere contestar a una llamada de teléfono lo hace, sea donde sea. A mediados de los 90, Diario de Burgos le localizó -casi por casualidad- perdido en una de las megalópolis chinas. Estaba en la habitación del hotel, cerrando un día de reuniones y visitas para consolidar la implantación del Grupo en el gigante asiático. Su interlocutor supuso que estaba mirando por la ventana, pues buena parte de la conversación obvió el motivo de la llamada y se centró en ese paisaje infinito de edificios y miles y miles de personas abarrotando las calles, tan diferente al de Burgos. Disfrutaba como nadie describiendo lo que iba a ser el mercado más importante para sus fresadoras.  

En una de las últimas visitas a la fábrica de cristal del polígono Burgos-Este, superados los escalofríos del despacho, al empresario solo le faltó correr por el enorme perímetro que ocupaba la mayor fresadora fabricada jamás por Correa. Un monstruo que iba a ser desmontado de nuevo y empaquetado para navegar rumbo a Asia. 

Inolvidable aquel 'error de protocolo' con esos brazos abiertos al máximo para abarcar aquel ingenio, esa camisa impecable envuelta en un chaleco más impecable aún, esa chispa en su mirada y esa sonrisa infinita ('mire usted').