Principio, nacimiento, manantial, raíz y causa de algo. Estas palabras se suceden en la primera acepción que la RAE da de la palabra origen. Para las bailarinas de la academia Aralia ese principio, ese nacimiento, ese manantial, esa raíz, esa causa de su felicidad se encuentra en la danza oriental. Y esos cimientos los han trabajado durante todo el curso. Ahora llega el momento de elevarlos hasta el escenario con el espectáculo El origen de mi danza, que interpretarán el martes en el Teatro Clunia (20.30 h.). Una muestra que pintan con colores solidarios. Destinarán la recaudación a la Asociación de Donantes de Médula Ósea de Burgos (Admobu). Las entradas cuestan 5 euros y se venden en Aralia (San Agustín, 11) y Cadena Q (Francisco Grandmontagne, 24).
La propuesta se apunta al más difícil todavía y trazará un puente entre el origen de esa danza oriental y el de la vida, que radica en la médula ósea. «Hablo de la importancia de buscar en uno mismo lo que te hace sentir bien, que en nuestro caso es la danza, y que, en una sociedad tan saturada como la actual, lo podemos encontrar con una vuelta a las raíces. Y, curiosamente, nuestro origen tanto físico como mental radica en la médula, creadora de las células madre, sin las cuales no podemos desarrollarnos. Reivindicamos volver a construir sobre las bases, sin necesidad de complicarnos tanto», defiende la directora de Aralia, Lara Beamonte, quien visibiliza la historia milenaria de estos bailes, con influencias de Oriente, Asia y Europa en su evolución, su inicio como culto a la vida y a la fertilidad y sus beneficios físicos y mentales.
Este montaje, que gira en torno a la danza oriental con pinceladas de Bollywood, ballet y pole dance, gana espectacularidad y colorido con su fin benéfico. Si las bailarinas se muestran encantadas de aportar su granito de arena, la presidenta de Admobu, Vanessa Pérez, acepta radiante ese gesto, que, además, prologa la Semana Europea Contra la Leucemia, del 21 al 28 de junio.
La taquilla ayudaría a financiar los servicios de psicología, «la transición de la enfermedad es difícil y se necesita mucho apoyo», y de trabajo social, «que facilita el trámite de las ayudas», que la asociación ofrece a los pacientes con enfermedades hematológicas y a sus familiares. Admite Pérez que les encantaría ampliar su oferta, con fisioterapia, esencial porque se pasa mucho tiempo en una cama o encerrado en una habitación de hospital, y nutrición, ya que los tratamientos debilitan mucho el estómago. Pero ahí se topan con la financiación, un caballo de batalla duro de afrontar. Por eso, otra de sus reivindicaciones es que la gente se apunte a la asociación, para que crezca, y sea más fácil acceder a las ayudas. Ahora ronda el centenar de socios. Y, por supuesto, anima a hacerse donante de médula ósea. El proceso es sencillo. Se pueden inscribir quienes tengan entre 18 y 40 años, con una prueba de saliva, que pasa a formar parte del Registro de Donantes de Médula Ósea (Redmo).