Diario de Burgos

Todos los caminos conducen a Enfermería

D.P.L. / Burgos
-

Este año la UBU ha registrado casi 5.000 preinscripciones para cursar esta titulación; con únicamente 85 plazas, miles de estudiantes buscan vías alternativas

Beatriz Barga e Isabel Benito posan frente a la Facultad de Ciencias de la Salud, lugar al que quieren llegar para estudiar Enfermería. - Foto: Luis López Araico

Como diría Aute hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma, pero dentro del ámbito estudiantil, donde la demanda para estudiar enfermería se ha convertido en una burbuja de vértigo, parece que todos los caminos conducen a la Facultad de Ciencias de la Salud. Las notas de corte excluyen cada año a miles de aspirantes que ven su sueño truncado y se tienen que buscar la vida en busca de un puente que les acerque al tesoro perdido. Beatriz Barga e Isabel Benito son algunas de las aspirantes a enfermeras que han tenido que bordear la ruta directa para terminar en la carrera que siempre las ha ilusionado.

En la Universidad de Burgos este curso pasado ascendieron las plazas ofertadas, de 60 a 85, poniéndose a la altura de facultades como las de Salamanca, que ofrece 90 plazas y algo menos que el campus de León que cuenta con 100. Pero aún así la sed de enfermería no se sacia. Cada vez hay más demanda y es más complicada de satisfacer. María Ángeles Martínez, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UBU apuntaba que si únicamente fuese cuestión de voluntad, ampliarían el cupo de alumnos, pero muchas veces la calidad tiene que prevalecer a la cantidad y, en este caso, las prácticas que se tienen que dar en el HUBU tienen que contar con un nivel lo suficientemente alto como para que estos estudiantes, al graduarse, se puedan incorporar desde ya al mercado laboral.

Pero en el desierto de las oportunidades se quedan demasiadas personas que no abandonan su sueño y tienden puentes para enlazar con su carrera deseada. Es el caso de Beatriz, que ha tenido que emigrar a Miranda en busca de un grado superior compatible con sus pretensiones. El año que viene encarará el segundo curso de Anatomía Patológica y Citodiagnóstico. No ha sido fácil para ella salir de su ciudad, pero el interés por las enfermedades y la vocación sanitaria que le han acompañado desde pequeña la han llevado a tomar una decisión que espera que le despeje el futuro.

La idea es aguantar allí los dos años que dura el ciclo formativo y, con la nota que obtenga, prepararse para el angustioso y tortuoso examen final. La selectividad. Ese punto decisivo en la vida de los estudiantes que define hasta dónde puedes llegar. Aunque a veces se cobre ilusiones de personas que, con toda la vocación y el amor por su futura profesión, no son capaces de llegar a la nota que se exige. Enfermería en Burgos estableció el curso pasado su nota de corte en un 11,012. Algo que exige mucha dedicación, esfuerzo y quizás también algo de talento para memorizar y realizar con facilidad los exámenes que se interponen en el camino hacia la titulación.

Por la EBAU también tendrá que pasar Isabel. Es de 2004 y cuando reunió sus calificaciones medias de bachillerato y selectividad tuvo que buscar alternativas. También desde pequeña la ha gustado la rama sanitaria. Cuando vio nacer a sus tres primos pequeños trillizos se la aclaró el destino que quería perseguir, pero ha tenido que quedarse en Burgos realizando el grado superior de Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear. Tampoco se rinde, quiere otra oportunidad. 

La buscará también al año que viene, cuando vuelva a empaparse de todo el contenido de asignaturas como biología o anatomía para lograr las ponderaciones que la ayuden a conseguir su objetivo. De momento tiene más de un 9 en su primer año de grado superior y, con otras dos escollos importantes que tendrá que salvar con nota, espera poder ponerse en la cabeza de la cola de los más de 4.000 alumnos que han solicitado una plaza en la UBU. No será fácil, porque la vida no lo es, pero a ella, como a Beatriz, la gustaría ver alguna oportunidad más. Para no ver tantos sueños desperdiciados en la cuneta.