Los índices que identifican la salud de la economía de la comarca ribereña están en franca mejoría, al menos en lo que se refiere a la ocupación laboral de la población activa. Aunque en el sector servicios es habitual ver cómo se alternan los cierres y aperturas de negocios, la estabilidad del tejido industrial y del ámbito agrícola permiten que el índice de desempleo en la zona haya tomado la curva descendente desde el fin de las restricciones por la pandemia y que, en la actualidad, esté en niveles de hace 16 años, justo antes de que en la Ribera se dejase notar la anterior crisis económica.
Este mes de mayo concluía con un total de 1.994 personas inscritas como demandantes de empleo en la oficina del Servicio Público de Empleo de Castilla y León en Aranda. Hay que remontarse hasta mayo de 2008 para encontrar una cifra similar, mes en el que se había 1.989 parados registrados en la comarca ribereña. En todo este tiempo, ningún otro mes de mayo ha bajado de los dos mil parados, llegando a alcanzar el pico en 2013, con 4.600 desempleados.
Por sectores, los que registran una evolución negativa son los de servicios y agricultura. El primero tiene ahora 258 parados más que hace tres lustros, un 26% más que en 2008, mientras que en el campo hay 55 parados más ahora que en mayo de ese año. En el platillo contrario de la balanza se sitúan la construcción y la industria, que en estos años han perdido 167 y 146 parados respectivamente, con una mayor variación en el primero, donde este descenso supone un 65% de las personas que en mayo de 2008 estaban registradas como demandantes de empleo en este ámbito económico.
La cifra más pareja entre los dos puntos de esta línea temporal es la que refleja el colectivo de personas que se incorporan al mercado laboral sin haber tenido un empleo anterior, con una diferencia de a penas 23 inscritos más ahora que en 2008. Una cifra muy reducida que responde más a la llegada de migrantes y su inclusión en el mercado laboral que de la incorporación de jóvenes que buscan empleo en la comarca. Algo que refrendan los datos del paro por edades, ya que el incremento más acusado se ha dado en los mayores de 25 años, con 90 más, mientras que los menores de esa edad son 85 menos. En la estadística por sexos, los datos se mantienen estables en esta horquilla de 16 años, con unas variaciones inapreciables: 41 hombres menos hasta quedarse en 718 este mes de mayo, y 46 mujeres más ahora que en el mismo mes de 2008. Sube el paro para el colectivo femenino y, además, el balance por sexos se mantiene: Del total de parados, más del 60% en la comarca son mujeres, ahora y en 2008.