Diario de Burgos

De fiesta 40 años después

A.C. / Valle de Valdebezana
-

Pradilla de Hoz de Arreba recupera la Natividad con el fin de hermanar a sus vecinos alrededor de la música y la alegría

Vecinos y algunas integrantes de la comisión de fiestas posan ante los banderines de tela confeccionados para esta ocasión tan especial. - Foto: A.C.

Pilar Peña Alonso no está convencida de si la fecha elegida es la adecuada, de si las fiestas resultarán lo suficientemente atractivas como volver a llenar el maletero de ganas para regresar al pueblo después de cerrar la casa a finales de agosto. A sus 91 años, la vecina más longeva de Pradilla de Hoz de Arreba admite que le hace «ilusión» volver a ver el pueblo engalanado con banderines y la multitud de propuestas que van a reunir a sus vecinos y visitantes alrededor de las fiestas casi 40 años después de las últimas. Pero recela. A su lado, Marimar Calleja desborda ilusión y ganas. Ella es una de las integrantes de la comisión que ya en Semana Santa se puso a trabajar para devolver a esta pequeña localidad una oportunidad como pocas para llenar la mochila de maravillosos recuerdos.

Laura Soto, Zuriñe, Norberto, Diego, Pedro -el autor del logotipo que protagoniza pañuelos, camisetas y sudaderas-, Feli... Son muchos los que han puesto su grano de arena y mucho corazón para que en Pradilla vuelva a sonar la música con motivo de las tradicionales fiestas de la Natividad de Nuestra Señora que celebrarán desde este viernes hasta el domingo.

Bajo la sombra de los chopos centenarios de la plaza las vecinas recuerdan cómo eran los festejos de antaño, la cantidad de personas que se reunían en Pradilla, que siempre celebraba las fiestas después de la vecina localidad de Lándraves. Aún escuchan las dianas de Pedrito, el dulzainero de El Almiñé, y Santiago Trueba, o el repicar de los bolos contra el suelo y los vitores a dos buenos campeones que tuvo el pueblo, Jesús Alonso, 'El cano', y Bonifacio Bueno, 'El zurdo'. Allá por 1977 incluso se nombró a Miss Pradilla, un honor que ostentó Nieves, ahora vecina de Medina de Pomar, pero que también ha puesto su grano de arena para recuperar la fiesta.

El programa es humilde, confeccionado con muchas dosis de voluntariado y amistades que aportarán su trabajo desinteresadamente, desde las txistularis que darán las dianas, hasta los cocineros que harán una paellada, al menos, para el centenar de inscritos hasta el momento, o el Dj que pondrá música en las noches del viernes y el sábado.

Pero estas fiestas solo son un primer peldaño para ir subiendo el nivel de hermandad en el pueblo. La comisión de fiestas, cuyos integrantes han adelantado su coste, que esperan recuperar con la barra de la peña, sueñan también con recuperar el juego de bolos y, lo más importante, crear un centro cultural donde poder reunirse los vecinos del pueblo. En Pradilla, la ausencia de un bar o un espacio de encuentro hace que muchas veces se pierda el contacto entre los vecinos, que suelen juntarse en la plaza de los chopos alrededor de mesas, sillas y vermús improvisados. La casa de concejo es muy pequeña y está a las afueras. Es el único local de la junta vecinal, por lo que la única solución pasa por comprar un pequeño terreno o una vivienda. Estas fiestas irá marcando el camino 40 años después.