Tras más de media vida en Cruz Roja, Rebeca Albendea toma el testigo de Manuel Ruiz en la presidencia comarcal de Miranda. Según cree, el paso del tiempo había restado «fuerza e ilusión» al anterior comité, por lo que «el cambio ha sido general y va a venir fenomenal». De hecho, ya tiene «muchas ideas» para impulsar a la entidad, con propuestas como la captación de jóvenes.

¿Cómo está viviendo el cambio?
Ha sido bastante grande, se ven las cosas muy diferentes. Cuando eres voluntaria va todo rodado, pero es una organización enorme y desde dentro se ve de otra manera.

¿Qué le llevó a presentarse?
Me cayó casi de rebote, porque en 2022 nos presentamos un grupo de gente joven para intentar darle un poco de frescura al comité. Salimos todos, empezó 2023 y ninguno de los anteriores tenía intención de presentarse. Nos lo echamos un poco a suertes y me tocó.

Manuel Ruiz llevaba 14 años. ¿Le ha dado ya su primer consejo?
Sobre todo que lo lleve con calma.

¿Qué grado de importancia tiene que se gestione desde Miranda?
Me parece primordial que se presente alguien de Miranda y de la casa, porque así conoce a todo el mundo, al voluntariado y a la ciudad.

¿Cómo es su equipo?
Hablo siempre de tres equipos. La base es el voluntariado. En Miranda hemos cerrado el año con 430 voluntarios y ese es el grueso de mi equipo.Después, las ocho trabajadoras, que conocen a la perfección todos los entramados. Y el comité, que va a ser mi mano derecha e izquierda. Seré la cabeza visible, pero el trabajo tiene que ser común, debe hacerse en equipo.

¿Con qué ideas renovadoras llega?
Quiero reactivar un montón de proyectos que había y se han quedado por el camino u obsoletos. Por ejemplo, el de Cruz Roja Juventud, que lo tengo muy arraigado porque fui también directora provincial. Quiero volver a hacer esa captación de los voluntarios jóvenes en Miranda para iniciar el programa.

¿Qué ocurre con la juventud para que le cueste dar ese paso?
Toda la vida me ha parecido difícil, cuando era directora provincial de Juventud ya nos pasaba. Tenemos una media de edad alta, en torno a los 50 años. Sobre todo hay gente jubilada que viene a ocupar su tiempo. En cuanto a la juventud, en Miranda hay un montón de asociaciones, está más repartido. El rango de edad de entre 14 y 20 años me parece muy complicado, porque antes bajabas a la calle, ahora están las redes sociales o los videojuegos.

Seré la cabeza visible, pero el trabajo tiene que ser común, debe hacerse en equipo»

¿Qué programa tiene más demanda?
Están el de alimentos, el de refugiados y el de inmigración.

¿Y qué perfil tienen los usuarios?
Nos ocurre como con los voluntarios, sobre todo es el programa de mayores y en el tema de inmigrantes, que la edad es un poco diferente, pero aun así es alta.

¿Cómo será el trato con las administraciones públicas?
De momento no nos hemos reunido, porque estamos aterrizando, pero vamos a empezar a reunirnos con el Ayuntamiento y con otras asociaciones. Había un montón de proyectos y subvenciones  que se han quedado por el camino u obsoletas. Habrá que reactivarlo prácticamente desde cero.

¿Qué proyecto no se puede quedar sin gestionar en estos cuatro años?
El convenio con el Ayuntamiento porque engloba muchas cosas.

¿Se valora lo suficiente la labor que hace Cruz Roja en Miranda?
Todavía se tiene el chip de que piensan en Cruz Roja y ven una ambulancia, por eso animo a todo el mundo a que venga y vea lo que se hace.

¿Pretende darle un giro a la comunicación para ampliar esa visión?
La idea es crear una red social para animar a la juventud y campañas de captación, también en medios.

¿Cómo espera que sean estos cuatro años?
Empezamos con muchísima ilusión, con muchas ideas y abiertos a que nos conozca la gente de cero, para iniciar todo lo que había, y si la gente nos hace una propuesta la valoraremos.

¿Hasta ahora se actuaba así?
Funcionaba de otra manera, eso estaba más relajado. Ahora hemos entrado un nuevo comité, el anterior llevaba muchos años. Es como todo, con los años se pierde fuerza e ilusión. El cambio ha sido general y va a venir fenomenal.