Diario de Burgos
Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


El alumno astuto...

06/08/2023

Cuentan que un profesor bueno fue contratado para enseñar a pescar a un alumno astuto. Dicen también que el docente fracasaba cada día. El maestro trataba de enseñar a pescar al muchacho, pero éste nunca tenía ganas de ir a clase porque tenía las tripas huecas. El profesor bueno, entonces, no lo dudó. A cambio de la asistencia a clase, cada mañana, regalaría un pez a su estudiante. El acuerdo pareció funcionar durante un tiempo. El alumno astuto acudía a la escuela. Y el profesor bueno, feliz, rebosaba de autoestima. El alumno astuto, sin embargo, pronto se dio cuenta, y cambió de actitud. Si seguía aprendiendo, acabaría teniendo que pescar para comer, y perdería su dieta escolar. Así que cambió de estrategia. Seguiría asistiendo a clase, por supuesto que se comería el pez, cuanto más grande mejor, pero sólo se esforzaría en no aprender. Llevaría al profesor bueno al límite de la depresión. Al fin y al cabo, pensaba el rapaz, no hay peor castigo para un profesor que tener que enfrentarse a un auditorio que no quiere escuchar. En ese momento, sólo entonces, ya empoderado, estaría en disposición de negociar. Eximiría a su profesor de la obligación de soportarle en clase, eso sí, por supuesto, que a cambio de que el docente no renunciase a la de proporcionarle el pez de cada día.

Cuentan, también, que el profesor bueno se dio cuenta de la estrategia del chaval. Así que, ambos, reaccionaron. Decidieron, de mutuo acuerdo, poner valor al pescado. El profesor se comprometía así, a mantener la rutina de aportar un pescado cada día, mientras el alumno astuto, a su vez, lo admitiría como una entrega a cuenta. Una deuda de moneda de oro por cada pescado, que sólo quedaría saldada el día en el que el alumno aventajado, por fin, consiguiera pescar por sus propios medios. El profesor bueno, así, todas las mañanas, apuntó con una cruz de tiza en la pizarra cada entrega de pescado. Es cierto que los primeros meses el alumno aventajado siguió sin ir a clase. Pero, enseguida, se aplicó. No soportó ver como cada día la deuda crecía y crecía. Esta semana se ha sabido que el profesor bueno no fue el señor Sánchez, don Pedro. Y que el alumno astuto, tampoco era catalán…

ARCHIVADO EN: Pesca, Depresión