Diario de Burgos

La avenida Castilla en Aranda revive con 6 nuevas aperturas

I.M.L. / Aranda
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Después de las molestias y el retraso de las obras del inicio de esta arteria principal de Aranda, en medio año se ha producido un resurgir con servicios como un bar, una asesoría o un gimnasio

Un gimnasio abierto las 24 horas del día ha aprovechado uno de los locales más grandes que estaban sin ocupar en esta avenida. - Foto: I.M.L.

La avenida Castilla de la capital ribereña, una de las principales arteras comerciales arandinas, está recuperando poco a poco su antigua actividad. Después de tener que soportar las obras de reurbanización de su primer tramo, y los retrasos encadenados que las hicieron durar más de un año, muchos comercios sufrieron importantes pérdidas, obligando a algunos a cerrar sus puertas. Después de aguantar la crisis de la pandemia y la reducción de clientela por las obras, en los últimos seis meses se ha registrado un repunte en el número de comercios abiertos, con una importante diversificación en los negocios que se han instalado durante este tiempo en esta calle. 

Más allá de algún traspaso por jubilación, como es el caso del bar Razones, o la reapertura del Habana, en el tramo entre el puente Mayor y el cruce con la plaza de la Hispanidad se pueden ver nuevos comercios que, hasta ahora, no estaban en esta calle. Los primeros en lanzarse a la aventura comercial fueron Daniel Madrazo y David Muñoz, que apostaron por el sector de la papelería, abriendo sus puertas hace algo más de un año, teniendo que soportar otros seis meses de obras. Un arranque que ellos reconocían que les había «triturado, es una realidad aplastante» pero «poco a poco, ahora ya va todo más rodado», reconoce Muñoz.

La ubicación de los nuevos negocios se centra, sobre todo, en los primeros números de la avenida Castilla, aprovechando su cercanía al casco antiguo arandino, de la que sólo les separa el puente Mayor. Nada más cruzarlo hacia el sur de la ciudad, ya se puede ver un nuevo centro auditivo y una asesoría, mientras que en la siguiente manzana pero en la acera contraria se ha abierto un gimnasio de una franquicia de apertura 24 horas y un establecimiento de instalación de ventanas.

Se da la circunstancia de que la mayoría de estos comercios han apostado por bajos comerciales en edificios o bien de nueva construcción o bien remodelados, mientras que aquellos locales que llevan años construidos, y cerrados, aún permanecen con la persiana bajada y se nota cómo el deterioro va haciendo mella en ellos.

Con todo y con ello, los comerciantes y los vecinos de la avenida Castilla han notado este resurgir económico de los últimos meses, lo que les ayuda a mirar al futuro del negocio con algo más de optimismo. «Se ha notado mucho la desaparición de las máquinas y el polvo, ahora la gente puede venir a comprar y hemos recuperado a clientes que no podían venir entonces, como las personas mayores», reconoce Mariví Araúzo desde su panadería.

Notarse también se nota la vuelta a la normalidad en los establecimientos de hostelería, donde el tránsito de clientes es mucho más fluido que hace un año, con un incremento de parroquianos que antes no pasaban por ahí. «Mira que lo hemos sufrido, han sido meses de pérdidas, pero ahora tengo nuevos clientes, algunos de los que vienen al gimnasio por ejemplo, otros que se paran cuando suben o bajan al centro», explica Adrián Zanetti, del bar Elfos, uno de los pocos que aguantó abierto durante todas las obras.

Los vecinos también están notando esta segunda vida que está estrenando la avenida Castilla, gracias a las aceras más anchas y a los nuevos servicios. «Yo ni voy al gimnasio ni necesito audífono, todavía, pero sí que es cierto que ahora da gusto salir a la calle, se puede andar y se ve gente, que antes sólo había locales cerrados», explica su visión del día a día Pedro López al volver a casa de comprar el pan y tomarse un café.

Lo que los vecinos plantean ahora es que los propietarios de los locales cerrados deberían adecentarlos para que fuesen atractivos para nuevos negocios, con el fin de lograr que la avenida Castilla recupere el esplendor comercial de hace años. «Pasas por lo de los licores o por el tramo de acera de la pescadería cerrada y da pena, son edificios viejos y, cómo no se les dé uso, la cosa va a ir a peor y no se van a ocupar nunca», lamenta Mari Carmen Gómez, que regresa a casa después de hacer la compra en el supermercado.

Mientras esto sucede, el tránsito de peatones se ha multiplicado en esta avenida, lo que hace que un escaparate en esta vía tenga una importante visibilidad de cara a captar a nuevos clientes.