Diario de Burgos

El ansiado viaje para acabar bachillerato

S.F.L. / Cubo de Bureba
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Amets Pildain abandonó los estudios al no disponer de plaza en el transporte escolar para ir al instituto, pero este curso sí cuenta con ella

Amets ha retomado los estudios en el instituto de Briviesca. - Foto: S.F.L.

«¡Qué diferente ha sido el inicio del curso actual del pasado!», exclama Marian refiriéndose a su hijo Amets. «Lo hemos pasado muy mal, pero finalmente logramos convencerlo para que retome los estudios y acabe Segundo de Bachillerato en el instituto de Briviesca, aunque el camino está resultando duro para todos», añade. El joven de 21 años reside en Cubo de Bureba desde pequeño junto a sus padres y sus dos hermanos. El cambio de Guipúzcoa a la provincia burgalesa fue costoso, pero cuando ya pensaban que lo había superado, el pasado año «recibió otro golpe que le provocó entrar en un estado depresivo y abandonar las clases en diciembre», expone la progenitora.

El último periodo de los estudios de Amets se vieron empañados al no disponer de plazas libres en el transporte que realiza la ruta por su localidad y verse obligado a que le llevaran y recogieran a diario para acudir a las clases. La tarde anterior a que iniciara el pasado curso escolar «recibió una llamada telefónica del centro para informarle de que no podría utilizar el taxi del trayecto Cubo-Grisaleña-Briviesca porque las siete plazas del vehículo estaban ocupadas».

Al día siguiente, incrédulo con la noticia recibida de que no contaría con medios para trasladarse de su domicilio al instituto, se acercó al punto de recogida de los estudiantes y comprobó como no quedaba ningún asiento libre para él. La situación en aquel momento, tanto de su padre como de su madre, les permitía conducir hasta la ciudad a primera hora de la mañana para que el joven asistiera a clase, y una vez terminada la jornada regresaba con su hermano que estudia en Burgos, aunque siempre le tocaba esperar hasta 50 minutos. Sin embargo, el sentimiento de agobio, incertidumbre y sobre todo de sentirse «totalmente desamparado» pudo con el joven, que muy a pesar de los consejos de sus familiares, dejó de ir a clase. 

Antes de que ese momento llegara, el estudiante y su madre expusieron el asunto ante la dirección del instituto, pero no consiguieron que cambiaran las cosas. La única respuesta que recibieron fueron que «dichas medidas las adoptan para reducir gastos», una explicación que no comprendían, ya que en años anteriores era el único usuario de la ruta. Los progenitores dejan de lado el gasto económico extra que supuso realizar como mínimo cinco viajes semanales a Briviesca porque lo que realmente les importa es que Amets «acabe los estudios y sea feliz». Ahora, con un nuevo curso por delante en el que se juega su futuro y con el compromiso del instituto de que la plaza del taxi será para él, el estudiante afronta con mayor ilusión el final de una etapa que, sin duda, marcará su vida. 

Asientos para todos. La situación que atravesó el pasado curso Amets se trató de un caso aislado, a pesar de que escolares de Bachillerato de otras localidades corrieron el riesgo de sufrir las mismas consecuencias. No obstante, fuentes del Instituto La Bureba han confirmado a DB que «no hay ningún alumno que se haya quedado sin asientos disponibles en el transporte que les traslada» a estudiar.