Diario de Burgos
David Hortigüela

Tribuna Universitaria

David Hortigüela


Importancia de la motricidad en la escuela

31/01/2024

La motricidad juega un papel fundamental en el desarrollo psicoevolutivo de los niños, siendo imprescindible su integración en el entorno escolar. Su trabajo mejora las habilidades motoras, tanto gruesas como finas, lo que repercute en una mayor autonomía del alumnado desde las primeras etapas. Además, favorece su desarrollo cognitivo, existiendo evidencia de mejora en variables como la atención, memoria y capacidad para resolver problemas. También tiene claras ventajas a nivel afectivo y emocional, favoreciendo las habilidades sociales, el trabajo en grupo y la gestión de conflictos. La evidencia científica también ha demostrado la relación significativa entre la motricidad y la autorregulación de las tareas, promoviendo de este modo una mejora en el rendimiento académico. Es decir, que el trabajo intencionado de la motricidad en la escuela tiene efectos positivos en los ámbitos motriz, cognitivo, afectivo y social.

Ahora bien, ¿esto se tiene en cuenta?, ¿se otorga en la escuela la importancia necesaria a la motricidad, más allá de las horas específicas de Educación Física? La respuesta, desgraciadamente, es que no. Si bien en la etapa de infantil el movimiento está presente de forma intrínseca en el proceso de enseñanza, este enfoque indagatorio y globalizado suele difuminarse en primaria, ya que aparecen las asignaturas y las horas de estar sentado en el pupitre. ¿Nos hemos parado a pensar cuántas horas diarias pasa un niño sentado en la escuela? ¿Tanto tiempo sin moverse es positivo para sus niveles de atención y de aprendizaje? La evidencia científica nos dice que el movimiento, la actividad física y la interacción entre el alumnado favorece significativamente el aprendizaje. 

Esto no quiere decir, por supuesto, que en el aula no tengan que existir momentos de silencio, atención, calma, escucha activa… pero lo que está claro es que la motricidad, asociada a un componente pedagógico, debería de estar presente en la escuela. Ante esto, en la actualidad son múltiples las propuestas que se están planteando en los centros educativos, como por ejemplo los recreos activos, las cuñas motrices en el aula, los descansos activos, los patios saludables… Estos enfoques han demostrado su idoneidad, ya no solamente en el rendimiento académico, sino en la implicación del alumnado en infinidad de propuestas realizadas desde las escuelas. Además, estos planteamientos, normalmente regulados desde la asignatura de Educación Física, mantienen una estrecha relación con aspectos vinculados a la salud (bienestar físico, psicológico y social), pudiéndose vincular por ejemplo con la nutrición o la práctica deportiva extraescolar. 

Por lo tanto, estos pequeños cambios, que, si bien pueden hacerse a nivel de centro, deberían regularse a nivel curricular. Sería deseable impartir formación específica al profesorado, pero, sobre todo, que la administración educativa favorezca la existencia de tiempos y espacios adecuados para que se lleve a cabo. Es muy importante el aprendizaje, pero sobre todo la forma en la que se genera, y si la motricidad puede combinar ambas cosas, ¿por qué no hacerlo?