Diario de Burgos
Albert Martínez López-Amor

Mar y Montaña

Albert Martínez López-Amor


Burbujas sin motivo

18/07/2024

Qué bonito es brindar por la licenciatura de un sobrino, por el cumpleaños de tu abuela o por ganar una nueva Eurocopa. Pero hoy vengo a reivindicar que no haya motivo para abrir una botella de vino espumoso. Que se abra porque sí. Que se disfrute como lo que es, un líquido ideal para estos días de verano.

Como es bien sabido, el espumoso es fruto de un hallazgo fortuito. De hecho, el vino normal también debió nacer de la ventura: hace miles de años, alguien debió olvidar algo de zumo de uva en un cuenco y cuando se quiso dar cuenta, aquel mosto había fermentado. El resultado, por supuesto, debió parecerle infinitamente superior al punto de partida. Con las burbujas sucedió algo parecido, sólo que, esta vez, con nombre propio, el de un monje de la Champaña: Dom Pérignon. Este buen hombre, cillerero de la abadía de Hautvilliers, descubrió la fermentación carbónica por casualidad y, eso sí, dejándose un buen número de botellas por el camino; tardó algunos años en controlar la explosión provocada por el gas encerrado dentro del cristal.

En fin, celebremos ese camino de azares y disfrutemos de lo que nos ha dejado: un método tradicional para convertir el vino normal en algo más chispeante. Luego, la cosa ha evolucionado. El champán se ha establecido como la bebida distinguida y lujosa por definición. Las cortes europeas del siglo XIX tuvieron mucho que ver con esa percepción. Los espumosos españoles, llámense cava, corpinnat o simplemente eso, espumoso, nacieron con la vista puesta en el padre champán, pero son otra cosa. Para empezar, son vinos de climas y uvas mayoritariamente mediterráneos. Con otro toque frutal, con otra personalidad. Creo que por eso son perfectos para nuestros veranos. Para el aire libre y la piscina, las barbacoas y las terrazas playeras. Entre nuestros espumosos, los hay de todo estilo y origen, pero como siempre, elijamos a partir de un doble criterio: el gusto personal y un precio que indique que, al menos, la uva se ha trabajado y pagado dignamente. Tenemos mucho y bueno donde escoger, desde el epicentro originario del cava, el Penedès, hasta las tierras rojas de Almendralejo, en Badajoz. Incluso en nuestros altiplanos castellanos, donde el clima de extremos imprime un carácter especial a lo que la escritora Kate Ponsardin ha llamado sol encapsulado en burbujas. Para disfrutar de esta maravilla, ¿hace falta algún motivo?

ARCHIVADO EN: Verano, Eurocopa, Badajoz