Diario de Burgos
Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Inmortales

15/07/2024

Antes, el asunto dependía de los telómeros, los extremos de los cromosomas que protegen el ADN de las células, con los que los científicos, al alargarlos, pretenden prolongar nuestra vida. Pero los humanos tenemos prisa en esto de no envejecer ni morir, y estamos echando una mano a la ciencia que va muy lenta.

Las prótesis son un remedio artesanal pero solucionan poco, sólo el envejecimiento de la osamenta, pero la ciencia tiene muchas ofertas: bombas para inyectar medicamentos, implantes de células madre ¿no habrá células padre?, chips que regulan lo desregulado del cerebro, heces procesadas con bacterias de alta calidad, que no todas son iguales, en forma de píldoras para mejorar la microbiota que interviene también en el envejecimiento, y naturalmente trasplantes diversos. Pero no es suficiente, hay que ganar tiempo al tiempo si queremos llegar bien a los 100, 120 o 140 años.

Mientras, se puede retocar la fachada; si la cara es el espejo del alma hay que ofrecer buena imagen, que vivimos en el mundo de la imagen y no estamos para despistarnos con chorradas de conciencia: subir párpados, rellenar pómulos, estirar piel, o mejorar órganos esenciales en las relaciones de pareja, otorgan un plus al que no nos podemos negar. Y, además, está a nuestro alcance la religión de las restricciones: evitar alimentos que generen grasa, hacer deporte, evitar el alcohol, tomar vitaminas, activar las mitocondrias, bebidas energéticas, poco sexo ¡ojo al dato! y hacerse chequeos tranquilizadores que, a ser posible, nos den no un certificado de eternidad, pero sí garantías de larga vida, aunque luego no sepamos construir una vida buena.

En todo caso, el activismo de la inmortalidad tiene un precio: no morir implica no vivir sino sobrevivir, garantizar el futuro supone sacrificar el presente. Manos a la obra, la ciencia va lenta y no podemos esperar, aunque siempre quedará la opción de transformarnos en ciborg, híbridos humano-cibernéticos donde la tecnología suple las carencias de la naturaleza, donde lo físico y lo metafísico se funden, mitad humano mitad máquina, mitad mortal e inmortal, realidad y ficción hermanadas en un proyecto: doblegar a la muerte antes de que se nos adelante.