Diario de Burgos

El color del recuerdo de un viaje

I.M.L. / Aranda
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La familia Angulo surte de los más variados souvenirs a toda España desde su nave en Aranda, donde aún se hacen trabajos a mano

Josué y Sonia Angulo muestran cómo ha evolucionado el diseño de los souvenirs a lo largo de los años. - Foto: Roger Roque

La ubicación de Aranda en plena carretera N-1 hizo que una familia encontrase un nicho de negocio que se mantiene hasta ahora después de más de medio siglo. «Tenían un quiosco y veían que la gente pedía postales, cosas para llevarse de recuerdo y pensaron en poner una tienda de souvenirs al pie de la carretera», recuerdan Sonia y Josué los inicios de su padre, Francisco Angulo, en el sector del diseño, elaboración y venta de recuerdos. Ahora, ellos y sus hermanos Eduardo y Adolfo, continúan con el negocio familiar y atesoran lo que es casi un museo del «recuerdo de...».

«Primero compraba las piezas y comprobó que tenían buena salida», relata Josué. «Se lanzó a ir a Segovia primero, le salió bien, y siguió viajando y expandiéndose, porque España es muy turística y eran años en los que el turismo tenia mucho auge», continúa explicando la evolución de la empresa Sonia.

En la nave en la que trabajan las seis personas que componen ahora la plantilla, se puede hacer un recorrido histórico de la evolución de los souvenirs: De los cuelgallaves de madera con una postal a las piezas de barro marcadas con el nombre de cualquier pueblo o ciudad, los platos azules de cobalto con filigranas doradas hasta llegar a las grandes piezas de cerámica, baldosas decoradas o el infinidad de piezas que se pueden comercializar ahora, como llaveros, imanes, dedales y tazas de todo tipo.

«Nuestro objetivo es cualquier tienda de souvenir se pueden autoproveer sólo con lo que nosotros hacemos», asegura Sonia, contabilizando en más de 3.000 productos distintos los que fabrican que «luego en cada uno se puede poner el nombre de la ciudad que quieras o la frase», puntualiza Josué.

El hecho de estar tan enfocados al sector del turismo, hace que su temporada alta de trabajo coincida con la de las vacaciones de los demás, empezando en febrero y marzo de cara a la Semana Santa y retomándola en junio y julio para el verano, teniendo que incrementar su plantilla más del doble.

El negocio ha variado mucho, no sólo en los diseños que se elaboran, sino en la lucha con la competencia. «Antes estábamos más en las capitales importantes, pero ahora la competencia de los chinos es tan fuerte que hemos dejado de vender en sitios como Madrid, Barcelona, Sevilla,... pero estamos en cualquier pueblo o ciudad que tenga algo de turismo», reconoce Sonia. «Es como hacer turismo sentados», apostilla María Jesús, una de las empleadas más veteranas mientras pinta a mano unas jarras de cerveza, porque en Angulo todas las piezas se decoran a mano antes de pasar por los hornos de cocción. 

Por eso, si alguna vez compran un detalle durante un viaje y ven que ha sido fabricado en Aranda de Duero, por Angulo Artículos de Regalo, no se sorprendan. Los recuerdos de sus vacaciones cobran forma en la capital de la Ribera.