Diario de Burgos
Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Supervivientes

18/09/2023

Nos llaman supervivientes, nunca me he sentido identificado con esta descripción, pero quizás tenga sentido.

Somos los familiares de personas que un día voluntariamente decidieron abandonar la vida porque alguna forma de sufrimiento se les hacía insoportable, imposible de sostener, y no encontraron mejor manera de acabar con ese sufrimiento. Acabaron con su dolor, pero ahí apareció el nuestro, el de los que nos quedamos aquí, un dolor infinito, persistente, con tintes invasivos, que también te convoca a querer desaparecer, pero no desapareces y quizás por eso te trasformas en un superviviente. 

Nos cuesta hablar del suicidio, de la misma manera que nos cuesta hablar de la muerte porque al fin y al cabo son lo mismo, y además por mucho que hablemos de ello, nunca llegaremos a descifrar el misterio que envuelve a una decisión de acabar con la vida que es acabar con lo único que tenemos. Pero tampoco sabemos manejarnos con fluidez en la vida, y esto resulta aún más extraño, porque vivir es lo que hacemos.

De cosas así hablaba yo hace unos días en unas jornadas organizadas por la Facultad de Ciencias de la salud, en un acto de recepción de los nuevos alumnos matriculados en el grado de psicología, personas muy jóvenes que reflejan en sus miradas la ilusión de quien inicia un nuevo proyecto profesional y también vital en el entorno de la salud mental, aspecto de nuestras vidas que se ha deteriorado más de la cuenta últimamente.

Me pidieron que les hablara de la gestión del duelo por suicidio, y me presté a ello como si fuera un experto. Y no, no hay expertos en suicidio, yo tampoco lo soy, probablemente porque es un asunto que nos supera, nos trasciende, remueve los cimientos en los que se asienta la vida y pone en evidencia la fragilidad de nuestros conocimientos. Pero es mejor tener una buena duda que un mal axioma. Y vivimos con demasiados axiomas y excesiva suficiencia. 

Lo malo no es que no sepamos qué hacer con la muerte sino que no sabemos cómo gestionar la vida, como manejar los conflictos, las relaciones humanas. Por eso necesitamos profesionales que nos den pistas para reencontrar el camino. 
Bienvenidos seáis futuros psicólogos a esta locura colectiva.