Diario de Burgos

Las turmogas regresan en son de paz

P.C.P. / Olmillos de Sasamón
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Olmillos de Sasamón celebra mañana (20.30 h) su IX Fiesta Celta, que además de entretener busca dar a conocer el pasado y la historia local

En la representación participa una mayoría abrumadora de mujeres, todas vecinas o vinculadas a Olmillos de Sasamón. - Foto: DB

Las campañas de prospecciones y excavaciones del equipo de Roman Army en la comarca segisamonense -a la que volverán en los próximos días- han permitido confirmar que el ejército romano realizó un auténtico asedio al Cerro de Castarreño, como pudo ser el de Numancia u otros menos famosos pero igual de documentados históricamente. Sin embargo, la Asociación Los Turmogos ha preferido mantener la idea de Olmillos de Sasamón como tierra sin guerras y conservará en la recreación de su pasado histórico una escena en la que ambos pueblos firman un pacto de no agresión con la entrega de las téseras de la hospitalidad.

«Igual al año que viene lo cambiamos, pero este seguimos en son de paz», bromea Isaac Rilova, secretario de la asociación y gran divulgador de la historia de Olmillos y de toda la comarca.De ahí que la Fiesta Celta que llega a su novena edición tenga además de la vocación de entretener la necesidad de dar a conocer la historia de esta villa, no solo a los cientos de visitantes que acudirán mañana por la tarde sino también a los autóctonos y a sus descendientes, que a veces piensan que en aquel cerro que ven «no ha vivido nunca nadie», apostilla Rilova.

La representación itinerante implica a muchos vecinos, con mayoría abrumadora de mujeres. «Cada vez participan menos hombres», reconoce la nueva alcaldesa, Ana Rodríguez. De hecho, no será el primer año que en la obra aparezca una madre soltera como signo de modernidad pero también por necesidades del guion, ante la falta de actor que lo encarne. En el lado contrario, y como excepción plausible, está Teódulo Marín, quien a sus 88 años se mantiene fiel a su cita anual con las artes escénicas y se ha ganado la admiración de todos. Se incorporan este año dos actrices en el papel de druidesas.

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El pueblo turmogo, que se instala en Castro Castarreño en el siglo IV antes de Cristo, se dedica a la ganadería y la agricultura y mantiene una religión directamente vinculada a la naturaleza. Venera a Lugh: dios de la tierra, artes y oficios; y a las Matres, diosas de la fertilidad y protectoras de las mujeres. Cada año, una de ellas, la elegida, debía pasar tres días con sus noches en el campo, ofreciendo el fruto de su vientre a la madre naturaleza. Esta es la historia que se cuenta mañana y en la que el regreso de Einé al poblado coincide con la llegada de los romanos y esa paz.

La recreación arrancará en el exterior de la iglesia de Olmillos de Sasamón, el primero de los 6 escenarios de calle por los que se desarrolla la representación, dirigida por Andrés González, de la compañía Ronco Teatro. Los espectadores pueden también disfrutar del atardecer.«La foto es preciosa al llegar al torreón, porque ya es de noche», apunta Rodríguez, y con la iluminación que emplean se genera un ambiente muy especial.De esa tarea se encarga la empresa Fuente, mientras que los escenarios los montan el mismo día los actores, mientras prueban el sonido.

«Ensayamos muy poco para lo bien que sale», reconoce la alcaldesa, muy agradecida a la predisposición de sus vecinas ante cualquier propuesta. «Es un pueblo en el que la gente colabora. Hay un grupo que tira mucho, nunca dicen que para atrás nada», presume. De ahí han salido también los cuentos que adornan las fachadas de las casas este año y que causan sensación.