El 14 de noviembre de 1928 sucedía algo tan infrecuente como que en la primera página de este Diario apareciera una noticia cultural protagonizada por tres mujeres. La noticia daba cuenta de la publicación del libro Cuentos para soñar de Mª Teresa León, ilustrado por Rosario de Velasco e introducido por María Goyri de Menéndez Pidal, «la fiel y eficaz colaboradora y compañera del Presidente de la Real Academia», escribía este medio.
Porque María Goyri era algo más que la mujer de, no se agotaba en ser la esposa de Pidal. Durante el viaje de bodas que emprendieron en la primavera de 1900, comprobaron, buscando los dos, cómo en la memoria de la gente de los pueblos permanecían aquellos romances viejos, pero no muertos, que recitaran los juglares medievales y que eran versos nacidos de la emergencia y de la necesidad de contar como acaso suceda hoy con el rap, según dicen los chicos raperos de La flauta de Hamelin en Ayax y Prok. Romances viejos que recopilaron y difundieron y que hemos conocido por ellos al margen de que ahora no quiera olvidar tampoco el trabajo de algunos músicos: te recuerdo Víctor Jara, pasados ya cincuenta años, cantando El Romance del Enamorado y la Muerte.
Además de mujer investigadora y filóloga en su tiempo (fue una de las primeras mujeres licenciadas en nuestro país), su formación en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, vinculada a la Institución Libre de Enseñanza y que ella denominó la cuna del feminismo en España, así como su actividad y vocación pedagógicas determinaron una vida dedicada al empeño del reconocimiento de la mujer en la sociedad y a la mejora de la enseñanza pública. Esos fueron los motivos por los que en 1937, el Presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza en Burgos, Enrique Suñer, la reconocía en su informe un gran talento pero la consideraba un peligro para la patria y una pervertidora de su marido y sus hijos.
Este año en el que se cumple el 150 aniversario del nacimiento de María Goyri se vienen celebrando distintas exposiciones en Madrid con el fin de realzar su labor y aportación a la sociedad. Aquí estas líneas de homenaje para ella, quien tuvo, por otra parte, vínculos familiares con esta ciudad: emparentada con la madre de Mª Teresa León; sobrina de Bartolomé Goyri, alcalde de la ciudad antes de la revolución del 68 y su marido sobrino de Juan Menéndez-Pidal que fue gobernador en Burgos durante 1903.