Diario de Burgos

En Ros tienen cañas para todo el valle

I.P. / Ros
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El bar del pueblo lo gestiona la Asociación Monasteruelo. Con 15 vecinos a diario y 3 casas rurales, está animado todo el año

José Antonio hizo de camarero para servir a algunos vecinos como Ismael, Justino, Tomás, Jeremías y Moisés. - Foto: Jesús J. Matías

El de Santibáñez no es el único bar fuera de servicio en ese entorno regado por el río Urbel. En la cercana localidad de Huérmeces, el último adjudicatario del bar-restaurante Los Faroles tampoco ha prorrogado el contrato y desde agosto, los vecinos corren la misma suerte que los de Santibáñez.

Tampoco los últimos meses en Huérmeces han sido muy estables, comenta una vecina, que asegura que es un bar que si se lleva bien deja dinero porque además tiene un comedor grande, pero que al final ha habido dejadez, «y mira, ya cerrado», dice esta vecina que vive al lado del establecimiento hostelero y reconoce que sí iba a tomar algo a diario. 

El Ayuntamiento ya se está moviendo para que Los Faroles vuelvan a abrir sus puertas, y el martes estuvieron viendo el inmueble unas personas interesadas, explicó la alcaldesa Silvia González.

Donde están bien servidos, o al menos, no se quejan es en Ros, junta vecinal perteneciente al Ayuntamiento de Valle de Santibáñez. El bar, un coqueto local en la plaza, ocupa las antiguas escuelas. Es propiedad municipal, pero desde hace unos 15 años lo gestiona la Asociación Cultural Monasteruelo, aunque antes hubo tabernero local y también lo llevaron los mozos. 

Mayte es la socia que más se encarga de abrir bar, atender y hacer los pedidos, pero estos días está fuera de vacaciones, cuentan Ismael Guerra y Justino Moreno, a los que encontramos charlando en un banco de la plaza. Al poco se une Tomás Ordóñez, Jeremías, albañil que lleva viviendo en el pueblo 12 años, y José Antonio Martínez, que abre y nos hace pasar a todos a tomar una cerveza. 

Al tratarse de un establecimiento que gestiona la asociación, no está abierto de forma continuada. Los horarios suelen ser de 14 a 16 horas y de 20 a 23 o 24 horas, pero lo cierto es que suele estar muy animado, «porque viene gente de los pueblos cercanos», añaden los vecinos que inciden sobre todo en que contar con tres casas rurales dinamiza mucho el pueblo.

Los tres alojamientos rurales están prácticamente ocupados todo el año, con obreros que trabajan en la zona y familias o amigos los fines de semana y los puentes. Dos de las casas tienen piscina y eso es un 'gancho' muy atractivo para disfrutar de ellas en un ambiente familiar, tranquilo y sin riesgo para los niños, explica José Antonio, que es el propietario y lleva el negocio con su hija Tamara, la actual alcaldesa pedánea. Ambos tiene en común el espíritu emprendedor y ella tiene en marcha otro proyecto para reformar una casa que ha comprado como hotel rural. Todo un lujo para un pueblo con 47 empadronados, pero en el que a diario residen apenas unas 15 personas. 

Además de Ros en unos 20 kilómetros a la redonda, el resto de bares que animan la vida rural de la zona están en La Nuez de Abajo, Zumel, Pedrosa de Río Urbel, Lodoso, Montorio y San Pedro Samuel, algunos de ellos también están gestionados por las asociaciones culturales, y gracias al compromiso de los socios funcionan bastante bien. Se abren al público y eso facilita el contacto entre la gente de esos pueblos cercanos.

ARCHIVADO EN: Montorio