Diario de Burgos

La Iglesia pone a Iceta al frente del monasterio 'rebelde'

SPC
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La Santa Sede nombra al arzobispo de Burgos comisario pontificio para la administración de todos los bienes de los monasterios de Belorado, Orduña y Derio

La Iglesia pone a Iceta al frente del monasterio 'rebelde' - Foto: Valdivielso

La Santa Sede nombra al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, comisario pontificio de los monasterios de Santa Clara de Belorado, Orduña y Derio otorgándole de esta forma "todos los derechos y deberes" en la administración de sus bienes; enmarcado en "el derecho universal de la Iglesia y el derecho propio del Instituto atribuyen al superior mayor y a su consejo, incluida la representación legal en el ámbito civil".

Así lo dio hoy a conocer monseñor Iceta en una multitudinaria rueda de prensa en la que se ofrecieron más detalles sobre la situación del monasterio y de las hermanas que lo habitan. Lo hizo acompañado por la madre María Javier Soto, presidenta de la Federación de las Hermanas Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu; la hermana Carmen Ruiz, secretaria de la Federación de las Hermanas Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu; el vicario judicial de la archidiócesis de Burgos, Donato Miguel Gómez Arce; así como del director del Departamento de Asuntos Jurídicos del Arzobispado de Burgos, Rodrigo Saiz García.

El arzobispo de Burgos relató que a última hora de ayer martes se remitió un burofax a sor Isabel (exabadesa del monasterio de Santa Clara de Belorado) comunicándole la finalización de su mandato y el nombramiento del comisario pontificio "con efectos inmediatos". Asimismo, advirtió, "se prohibirá expresamente el acceso y permanencia en los monasterios y todos sus inmuebles de los señores Pablo de Rojas y José Ceacero y cualquier otra persona vinculada a la Pía Unión San Pablo Apóstol".

"Las hermanas merecen el máximo respeto y consideración", exclamó Iceta, a la vez que precisó que "transcurrido un tiempo prudencial, de modo personal, se requerirá que cada una de ellas exprese su voluntad de continuar o no perteneciendo a la Iglesia católica". Si bien apuntó que "en caso de no deponer su decisión" se concluiría con la declaración de "excomunión" que lleva consigo "la expulsión de la vida consagrada". "Confiamos vivamente en que no sea necesario llegar a este extremo", confió Iceta.