Diario de Burgos

"Ha sido una de las decisiones más difíciles de mi vida"

RODRIGO C. LEÓN / Aranda
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Álex Izquierdo anunció su marcha de la Arandina entre lágrimas y agradecimientos tras cuatro temporadas y media en el club

Álex Izquierdo se despidió en rueda de prensa. - Foto: R.C.L.

Con los sentimientos a flor de piel y entre lágrimas, Álex Izquierdo puso punto y final a su etapa de cuatro temporadas y media como entrenador de la Arandina. El técnico criado en la parroquia blanquiazul dice hasta luego al club de su vida en lo que considera como "una de las decisiones más difíciles de su vida" tras catapultarlo a un largo capítulo de éxitos y hazañas tanto en liga como en Copa del Rey.

De esta manera, el contrato de tres temporadas de Álex Izquierdo, que culminaba en los próximos días, no será renovado. Aunque no quiso profundizar en especificaciones, el arandino asegura que «el nuevo proyecto no tiene las condiciones necesarias para que sea yo quien lo lidere en su parcela deportiva, con la ilusión y pasión que creo imprescindibles». Una vinculación que él mismo confirma que «había llegado a su fin» por «el grado de responsabilidad e implicación» tras la última temporada, así como por «el devenir del convencimiento que se necesita, no terminaba de verme liderando esa parcela deportiva principalmente por lo que implica el día a día en el trabajo con mi manera de ser».

Fiel a su estilo y con los sentimientos a flor de piel de un corazón puramente blanquiazul, Izquierdo no quiso dejar de lado a ninguna de las personas que han estado a su lado desde su llegada al club desde los ocho años. En primer lugar quiso destacar a dos de las grandes almas mater del club como son Sergio González y Francisco Serrano 'Trova', sin los cuales «yo no estaría aquí».

Poco a poco fue abriendo los melones de directivas, medios de comunicación, jugadores, afición y cuerpo técnico, a los cuales quiso subrayar su importancia dentro de su camino. Entre elogios, agradecimientos y palabras desde el corazón, Izquierdo cerró el círculo acordándose también de su familia, partícipes de las lágrimas de alegría y tristeza cuando el balón deja de rodar.