Diario de Burgos
Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


En el último momento

16/08/2023

Que la ejecutiva de Junts haya decidido reunirse el próximo jueves, poco antes de dar comienzo la sesión constitutiva del Congreso con la elección de la Mesa de la XV Legislatura, para fijar la posición del partido y a quien dará sus votos para que dirija los trabajos parlamentarios y ofrecer alguna pista sobre la posterior sesión de investidura es una broma de mal gusto de la que solo se ríen estos independentistas y que pone de manifiesto el desprecio de Junts a los procedimientos democráticos.

Porque si llegan al jueves sin haber fijado su posición revelan, igualmente, que el debate interno apenas ha existido y que están pendientes de la decisión personal de su jefe in pectore, Carles Puigdemont, que será quien determine el sentido de su voto, si apoyan una presidencia del Congreso socialista o se sacan de la manga alguna alternativa, que perjudicaría el desempeño de cualquiera que fuera el candidato que logrará la investidura.  Si la decisión la tienen ya tomada tampoco tiene sentido el teatrillo y la estrategia de la tensión, y dan idea de lo que puede ser una legislatura, sometida a sus caprichos, a su arbitrariedad y a sus extravagancias, que solo pueden ir en detrimento de sus propios intereses si su comportamiento no obedece a los criterios de seriedad y consideración que deben regir la vida política. Un comportamiento atrabiliario sólo puede conducir a una legislatura breve y a un periodo de interinidad e inestabilidad. 

Junts debe considerar que todo su trabajo parlamentario será juzgado en las urnas, que la pérdida de votos y escaños que ha sufrido en las pasadas elecciones puede ir a más y que tendrá más difícil conseguir siquiera poner al debate sus propuestas de amnistía y autodeterminación, que además quedan al margen de los preceptos constitucionales, y flaco favor hará a sus pretensiones soberanistas, mientras que ERC, aunque ahora se haya vuelto a echar al monte con propuestas de difícil asunción por los socialistas, da muestras de pragmatismo y de preocuparse por las cosas de comer de los catalanes. Sin embargo, que Junts haya decidido no formar un frente común independentista con ERC contribuye a aumentar la incertidumbre sobre cuál será su decisión final. 

En cualquier caso, antes de la reunión del próximo jueves, y a pesar de la discreción, ya se sabrá si las negociaciones que han mantenido el enviado de Sumar, y por parte del Gobierno en funciones el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, han fructificado o fracasado, o al menos cuál es su impresión sobre el sentido del voto de los independentistas de Puigdemont, que con sus alusiones al nerviosismo y a la subasta contribuye a la incertidumbre, sí, pero también da idea de su altura política, escasa.