Diario de Burgos
Miguel Calvo

El retrovisor

Miguel Calvo


El Parral de la Quinta

30/05/2024

Como no conozco una sola obra pública ejecutada en los plazos establecidos me atrevo a aventurar que no solo este año, también en 2025 -y no voy más allá-, el Paseo de la Quinta volverá a albergar la tradicional jira del Curpillos por las obras de remodelación integral del Parque del Parral que se realizan por encargo de Patrimonio Nacional. 

Pese al retraso en el comienzo de las obras, este organismo público no ha aceptado la medida de gracia que in extremis pidió el consistorio para utilizar esta finca real el 7 de junio. Si se cumple lo previsto el nuevo Parral tendrá nuevas puertas de acceso que permitirán cerrarlo por las noches, más árboles, un sistema de riego automatizado y nueva iluminación y mobiliario urbano. Tras la misa y procesión en Las Huelgas (afortunadamente eso no cambia), en solo unos días la Quinta se llenará con los 116 puestos del mercadillo ocasional, un parque infantil y las casetas de las 36 peñas y casas regionales que dispensarán a miles de burgaleses los tradicionales pinchos de morro, chorizo y tortilla en una zona acondicionada para la ocasión donde han tenido que ser talados más de sesenta chopos y castaños. 

Cuarenta y cuatro años estuvieron las barracas en la Quinta hasta que en 1990 el Ayuntamiento decidió trasladarlas a La Milanera ante las justificadísimas quejas de los vecinos aledaños, obligados a soportar un ruido ensordecedor e intempestivo y para acabar con barrizales antiestéticos y los problemas de insalubridad, seguridad y de tráfico que creaban. Se anunció entonces la creación allí de un jardín natural con parque infantil. Años después pasó al cajón de los proyectos el de construir un auditorio al comienzo del paseo hasta que, ya en tiempos recientes, se acometió por fases su remodelación integral con un proyecto denominado La Quinta siglo XXI cuyos detalles acaba de publicar el exalcalde Javier Lacalle en su libro El Nuevo Burgos

Solo espero que esta fiesta vuelva a celebrarse cuanto antes en el sitio que le corresponde desde hace siglos, en su escenario natural. Que, una vez remozado, Patrimonio Nacional no ponga pegas a que los burgaleses sigan disfrutando de ese bonito lugar (todo me parece bonito, cantaba Jarabe de Palo) y que a ningún iluminado se le ocurra decidir que el Parral de la Quinta es mejor que el Parral de las Huelgas porque pilla mejor a la mayoría.